

Mientras el lunes ocupaba un asiento en la primera fila durante el desfile de Christian Dior, el CEO de la casa de moda, Sidney Toledano, recordaba lo ocurrido en el último evento al que asistió. Era mayo y en Nueva York se hizo la muestra de la colección Crucero de Dior. Después del muy bien recibido espectáculo, Toledano se mezcló entre la multitud en el club nocturno Le Baron para festejar. Se acostó cerca de las 1:30, sólo para que un llamado lo despertara una hora y media después informándole desde París sobre los terremotos en Sichuan.
Fue un gran problema para Dior, que al igual que muchas otras marcas de lujo, considera que China es un futuro motor de crecimiento. Tiene 11 locales allí, y planea este año inaugurar cuatro más.
Toledano, de 56 años, hace 14 que trabaja en Dior, 10 de los cuales como número uno de la compañía. Ha resistido a varias turbulencias como las consecuencias del atentado del 11/9 y los efectos del síndrome respiratorio agudo severo (Sars).
De hecho, la “cara de Dior, Sharon Stone, debió disculparse por haber sugerido que el mortal terremoto en China era un mal karma o retribución por las políticas chinas en el Tíbet. La casa de lujo decidió retirar los anuncios que llevaban la imagen de la actriz en el gigante oriental, pero no del resto del mundo.
A medida que la industria se globaliza, adquiere mayor importancia el arte de mantener el equilibrio entre las exigencias de los accionistas y el valor de una marca histórica, la necesidad de ser exclusivos y de crecer. Y en eso Toledano es considerado un maestro.
Periódicamente navega entre el poco demostrativo pero exigente jefe, Bernard Arnault (el principal accionista de Christian Dior) y una serie de volátiles creativos, incluyendo el diseñador de indumentaria femenina John Galliano y la diseñadora de joyas Victoire de Castellane. Es altamente competente y tiene gran carisma.
“El mejor consejo que recibí en mi vida fue que, cuando los tiempos son malos, hay que salir de la oficina; cuando las cosas van bien, uno puede dedicarse a la organización , contó Toledano, que pese a tener esposa y tres hijos, viaja casi todas las semanas a alguno de los 224 locales que tiene Dior en todo el mundo. “Hay que caminar por las calles, buscar novedades, averiguar qué vendrá después. Comprender a las diferentes poblaciones y saber qué quieren, agregó.
Toledano está convencido de que vendrán buenos tiempos. “Christian Dior puede duplicarse en cinco años. Quizás haya momentos difíciles, pero si uno observa a Medio Oriente, China y hasta Europa, creo que tendremos crecimiento, aseguró. La próxima ola de consumidores está en los territorios nuevos: Medio Oriente, Rusia, Hong Kong y Corea del Sur.










