La ley de presupuesto, denominada ley de leyes, es una herramienta crucial para la toma de decisiones por parte de los agentes económicos integrantes de una sociedad. Primero, a través del proyecto de ley, todo gobierno somete al debate de la sociedad (los legisladores son quiénes terminan transformándolo en ley) su política económica del año venidero o de los años futuros en caso de tratarse de presupuestos plurianuales.

Dado que hace unos días el Poder Ejecutivo envió al Congreso el proyecto de ley de Presupuesto 2007, en esta columna se pretende aportar un análisis de los grandes números, teniendo en cuenta el comportamiento fiscal reciente. Para analizar el año 2007, resulta esencial evaluar primero el año base, en este caso el 2006. Durante el período enero-agosto los recursos totales del Sector Público Nacional aumentaron un 23%, mientras que las erogaciones lo hicieron a un ritmo del 26%.

A los fines de estimar probable cierre fiscal, es necesario suponer cierta trayectoria de evolución de las variables durante el período septiembre-diciembre, para lo cual es importante tener en cuenta cómo cerrará el año en materia de actividad económica. En este sentido, se plantean algunas diferencias entre el crecimiento del PIB real estimado por el gobierno para el 2006 (6%) y el que se supone aquí (del orden del 8%). Puesto que la evolución de los ingresos está estrechamente ligada a la evolución del producto bruto de la economía, los recursos estimados para todo el año presentan también una ligera diferencia.

En primer lugar, con el escenario macroeconómico planteado, Ieral estima un crecimiento de los ingresos para todo el año del orden del 25%, con lo cual los recursos totales alcanzarían los $ 158.000 millones. Por su parte, el Gobierno estima un crecimiento algo inferior, en línea con un menor ritmo de crecimiento del producto, del 24%, cerrando el año 2006 con un total de recursos de $ 156.200 millones (una diferencia de $ 1.800 millones).

Las cifras oficiales estiman que el gasto primario total ascendería a los $ 135.700 millones, representando un aumento del 27% respecto al gasto primario ejecutado durante el 2005.

Con estas cifras de recursos y erogaciones, el Gobierno estima alcanzar un nivel de ahorro primario para el Sector Público Nacional de unos $20.500 millones, nivel que podría resultar más elevado producto del mayor nivel de ingresos (suponiendo constante el gasto).

Queda planteado en consecuencia el uso que se le podría asignar a este excedente de recursos. En los últimos días se ha mencionado que el fondo anticíclico, depositado en el Banco Nación, tiene recursos por unos $ 3.000 millones. Suponiendo que el Gobierno destinase un tercio del excedente que surgiría entre su recaudación efectiva y la presupuestada, dicho fondo podría terminar el año con $ 6.000 millones, una señal que no resultaría indiferente.

En materia de ingresos, el Gobierno proyecta un crecimiento del orden del 14% para todo 2007. Considerando que el incremento del PIB nominal puede ser mayor que el estimado, la suba en la recaudación podría ser superior, con lo cual si se mantuviera el nivel de gasto previsto en el presupuesto, el resultado primario del Sector Público también podría ser mayor en unos $ 2.000 millones. Podría llegar a ser de aproximadamente $ 23.800 millones.

Es vital evaluar a las variables fiscales desde el punto de vista de lo que representan dentro de la economía argentina. En primer lugar se considera la presión tributaria. En este sentido, se advierte que las estimaciones oficiales de la relación recursos tributarios/PIB se incrementaría para los años 2006 y 2007, alcanzando los máximos valores de los últimos 15 años.

Por otro lado, el gasto primario en términos del PIB también se encontraría en los años 2006 y 2007 en los niveles más elevados de los últimos tiempos, de acuerdo a las cifras oficiales. El gasto primario total se aproximaría al 22,5% del PIB, del cual 12,1 puntos son transferencias, principalmente a provincias.

La mayor presión tributaria es consistente con el financiamiento de un gasto público también más elevado. En este punto es preciso remarcar que la expectativa del Gobierno es que la recaudación de los impuestos ya existentes crezca por encima del PIB.

Una cuestión que surge al comparar escenarios 2007, es que si el Gobierno se fija como meta un superávit primario de 3,1% del PIB y los ingresos crecen a mayor ritmo por mayor actividad económica que la estimada, aparece un excedente que le puede dar margen para hacer crecer el gasto a una tasa del 18% en lugar de la del 15% presupuestada.

Como se observa, es muy probable que nuevamente se presente un excedente fiscal, que como siempre se menciona en esta columna, tiene asignaciones alternativas: mayor gasto, menor presión tributaria, cancelación de deuda, fondo anticíclico o una combinación de dos o más de las anteriores.