El rumor de que la rusa Lukoil podría comprar una participación de Repsol reavivó el debate en España sobre si se debería proteger a los sectores estratégicos del ingreso de inversores extranjeros.
Ayer, la controversia llegó al parlamento nacional, donde la oposición de centroderecha advirtió al primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero que permitir la venta del grupo petrolero español sería un “escándalo monumental .
Sin embargo, en medio del previsible politiqueo, fueron pocos los que no entendieron la ironía: Repsol hoy es vulnerable a una adquisición extranjera precisamente debido a una operación diseñada para fortificar a la petrolera contra los invasores provenientes del exterior.
El acuerdo, mediante el cual Sacyr Vallehermoso compró una participación de 20% por 6.500 millones de euros (u$s 8.300 millones) hace dos años, se produjo en medio de una ráfaga de inversiones en el sector energético por parte de compañías de construcción.
Todos buscaban diversificarse del mercado de la vivienda, y muchos querían obtener la aprobación oficial para construir paredes alrededor de algunas de las compañías más importantes de España.
A fines de 2006, Sacyr anunció sus planes de adquirir 20% de Repsol. Como la petrolera todavía se tambaleaba debido al recorte de 25% de sus reservas hacía un año, se le preguntó porqué Sacyr arriesgaba tanto en un sector que no andaba bien. La respuesta de la compañía fue que en la industria energética no encontraba “nada mejor que las acciones de Repsol.
Dos años después, con el derrumbe de la propiedad y la crisis global financiera, esas acciones actualmente cotizan a la mitad de cifra que pagó Sacyr. Sin embargo, la firma espera venderlas a su precio original.
Muchos analistas y observadores creen que nadie pagaría tanto por Repsol. Están circulando algunos nombres, como Lukoil, simplemente para asustar al gobierno para que rescate a Sacyr.