

El presidente Kirchner ha reafirmado nuevamente su interés por el progreso del Mercosur. Mientras tanto América latina está en pleno proceso de renovación de gobierno. Entre 2006 y 2007 Chile, México, Colombia, Brasil, Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina renuevan o reafirman sus administraciones mediante el voto. Casi todos estos recientes ejercicios vienen mostrado una fuerte presión social, demostrando la necesidad cada vez más imperiosa de dar respuesta a los problemas sociales que caracterizan a la región.
Recorriéndola se observa un cuadro repetido: grandes riquezas naturales, un fuerte contraste entre riqueza y pobreza con claras dificultades en la distribución de la riqueza, negociaciones individuales con distintos bloques -EE.UU., UE, China-, en etapas distintas y con suerte diversa. Presencia de las mismas marcas globales mezcladas con empresas locales, algunas de las cuales han comenzado a ampliar su horizonte dentro de la región. Y similares crisis en los últimos 10 años que han erosionado su interés como destino de inversiones frente al avance de China, la recuperación del Sudeste Asiático y el continuo avance de India y los países de Europa Central. Esta pérdida de relevancia es verificada por muchos directivos de empresas globales en la región, que enfrentan dificultades para defender sus inversiones frente a otras zonas más promisorias a los ojos de sus casas matrices.
A pesar de tener un panorama bastante similar, América Latina no parece ser capaz de elaborar respuestas comunes a los problemas que comparten nuestros países. Y la apelación al proyecto bolivariano del presidente Chávez tiene una recepción al menos dispar. Sin embargo, el mundo viene evolucionando hacia una estructura de bloques. China ha solucionado sus conflictos del Mar de China con sus vecinos al sur, acercándose a ASEAN, la sociedad de países del SEAsiático, y con sus vecinos al oeste mediante el pacto de Shangai de 2001. Y la Unión Europea prosigue su marcha expansiva. Los 25 integrantes actuales bien podrían llegar a incluir los Balcanes, algunos países de Eurasia y Medio Oriente y el vecino Norte de Africa. La suma de todo esto, incluyendo el resto de frica alcanza nada menos que a 80 países.
¿Cómo negociarán nuestros países con estos bloques? Tomemos el caso de dos países europeos y prestigiosos: Irlanda y Noruega. Ambos de tamaño comparable y relativamente pequeños -alrededor de 4 millones de habitantes-. Los dos son exportadores de salmón y su principal mercado es la Unión Europea. Pero Noruega debe pagar tarifas de las cuales Irlanda está exenta, como parte integrante de la Unión. Y cuando la OMC fija reglas para la pesca, la perspectiva irlandesa está representada por el Comisionado Europeo como parte del mayor mercado mundial, mientras el ministro de Comercio de Noruega defiende su posición desde la economía 122 del mundo.
Los noruegos no deben asimilarse a ninguna autoridad superior, en tanto la soberanía irlandesa está supeditada a compromisos con los otros 24 miembros. ¿Pero quién tiene más control soberano sobre sus asuntos? Mirando nuestra región, cuáles son las posibilidades de negociar con China, Japón, India, los EE.UU. o la UE desde la posición individual de... (dejo al lector la opción de colocar el país que mejor le parezca). Tal vez sea momento de ceder un poquito de soberanía a favor de encarar soluciones a los graves problemas sociales y de desarrollo que soporta nuestra región, y que se manifiestan con creciente fuerza en el voto popular.
Entretanto, las empresas con presencia en la región pueden contribuir transfiriendo sus experiencias, construyendo respuestas regionales y apoyando los procesos políticos para cuanto antes poder generar una comunidad de negocios mucho más atractiva. Su conocimiento de las necesidades de sus mercados es una fuente inmejorable para plantear plataformas regionales de soluciones, que luego pueden ser aplicadas a otras regiones en similares etapas de desarrollo, como ha ocurrido ya en algún caso. La combinación de conocimiento de los mercados, organizaciones regionales y capacidad operativa para movilizar recursos y aplicarlos eficazmente pone a las empresas en una posición privilegiada para generar soluciones a la medida de las necesidades de la región. Un grupo de empresas líderes con soluciones apropiadas puede ser un elemento muy serio de apoyo a gobernantes, capaz de evitar aventuras políticas de dudoso resultado provocadas por un oportunismo político con más vocación que capacidad de gestión. Y un foro empresario regional que se ocupara de investigar y estudiar las oportunidades genuinas de negocio no sería muy difícil de armar.
Es altamente probable que la visión global en bloques siga avanzando; resta ver con qué visión se encontrará entre nosotros.










