Capsa Capex, uno de los pocos grupos energéticos que sigue en manos de capitales argentinos –su accionista controlante es la familia Götz– y que opera en la producción de petróleo y gas y en la generación eléctrica, está impulsando un proyecto multimillonario en la Patagonia que, de prosperar, le permitiría a la Argentina convertirse en una proveedora líder en el futuro del negocio mundial del hidrógeno, la nueva fuente de energía limpia que, según los expertos, sustituirá a los hidrocarburos.

La impulsora de la iniciativa es Interenergy, una controlada de Capsa, la pata petrolera del grupo, que explota el yacimiento Diadema, en la zona de Comodoro Rivadavia. El proyecto es, por donde se lo mire, ambicioso, y parece estar a años luz de los desembolsos que hoy registra el mercado energético local.

El plan –que está en la primera fase de prefactibilidad– prevé montar un gigantesco parque de generación eólica entre las provincias de Santa Cruz y Chubut, sobre una superficie de 1.600 kilómetros cuadrados, que en diez años reuniría una potencia instalada de 16.120 Megawatts (MW) y permitiría producir, a partir de un proceso de electrólisis, y utilizando agua de ríos de la zona, unos 13,3 millones de metros cúbicos anuales de hidrógeno líquido. Este combustible alimentaría generadoras eléctricas, motores de combustión interna (como los de los autos), calderas y calentadores industriales u hogareños.

Dos números grafican lo ambicioso del plan: su concreción demandaría 18.700 millones de dólares a lo largo de una década –como dato, basta decir que Repsol YPF se comprometió a invertir u$s 6.500 millones en el país entre 2005 y 2009– y el parque eólico que se montaría equivale al 70% del total de la capacidad de generación eléctrica de 22.979 MW con la que hoy cuenta el país.

“Es cierto. El proyecto es ambicioso, y estoy seguro de que en el mercado nos ven como a unos idealistas , reconoce Sergio Raballo, el director Ejecutivo de Capsa Capex. “Pero si uno observa los niveles de inversión que se manejan en el mundo energético, y si todo muestra que la fuente de energía futura será el hidrógeno, los números son lógicos, y están todos sustentados en precios que hoy maneja el mercado , asegura.

El ejecutivo aclara que la iniciativa “aún es un anteproyecto, que ni siquiera tiene fecha cierta de lanzamiento. Estamos evaluando si éste es el tiempo correcto para avanzar .

El año pasado, Capsa se encargó de difundir su plan en la Conferencia Internacional de Energías Renovables, que se llevó a cabo en Bonn (Alemania); en el Congreso Mundial del Hidrógeno de Yokohama (Japón), y en la Cumbre del Cambio Climático, en Buenos Aires.

A partir de ese anteproyecto, Capsa contrató a LBST, una consultora alemana especializada en energías renovables e hidrógeno, para que elaborara la primera etapa del estudio de prefactibilidad, evaluando cómo podría ser el negocio mundial del hidrógeno. “Esta semana nos entregan ese estudio que, aún cuanto tendrá mucho de proyección, nos permitirá despejar incertidumbres respecto a cuándo podría estar activo el negocio mundial del hidrógeno –en 2020, 2030 ó 2040–, contra quiénes deberíamos competir, dónde estarían los centros de demanda, y cuáles serán los precios que competirán con el hidrógeno en esta transición hacia el uso de energías renovables. Este trabajo nos permitirá decidir si es conveniente seguir avanzando ahora o esperar , apunta Raballo.

Vientos, suelo y agua dulce

En Capsa aseguran que la Patagonia concentra todas las condiciones para instalar a la Argentina como una potencia en el futuro mercado global del hidrógeno: “En la región, los vientos son fuertes y constantes. El factor de carga –la cantidad de días del año en los que sopla el viento– en la Patagonia es del 42%, mientras que en muy pocas regiones del mundo se alcanzan factores del 30% al 35% , explica Raballo. De hecho, en 2001, las eléctricas españolas Endesa y Elecnor le presentaron al Gobierno un proyecto que contemplaba una inversión de u$s 2.250 millones a diez años para montar un parque eólico que iba a generar un 15% de la energía del país.

Otra condición para el emprendimiento es que, para montar los más de 8.000 molinos aerogeneradores que demandaría el plan –a un costo unitario de u$s 1 millón– se necesitan grandes extensiones. “El plan contempla montarlos en 1.600 km2, el 0,3% de Chubut y Santa Cruz, un área con una densidad de 0,8 habitante por Km2 , explica. Finalmente, el proyecto requiere gran disponibilidad de agua dulce, para producir el hidrógeno. “Y la región cuenta con ríos más que suficientes , concluye Raballo.