

La eficacia de la regulación bancaria en Argentina, topes de tasas de interés y de comisiones, y la continuidad de las líneas de crédito subsidiadas fueron tema de debate entre banqueros organizado por LatinFinance. A pocas semanas de las elecciones presidenciales, las definiciones de Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia y referente del candidato Daniel Scioli, se orientaron a la necesidad de una regulación bancaria pero con mayor diálogo entre bancos y entidad monetaria, a la necesidad de que continúe la Línea de Crédito a la Inversión Productiva (LCIP). En tanto, Rogelio Frigerio, presidente del Banco Ciudad y referente del contendiente Mauricio Macri, objetó la hiperregulación y propuso subsidios transparentes, aprobados por el Congreso y otorgados por bancos públicos.
En el mismo panel, Claudio Cesario, presidente de la Asociación de Bancos de Argentina, coincidió en que los subsidios no deben ser pagados por los accionistas de los bancos sino por el Estado, que además tiene que ser eficiente.
Tras conversar sobre el potencial del sistema financiero y la necesidad de ordenar la macroeconomía, Matìas Eliaschev, jefe de Banca de Inversión de América latina de MBA Lazard, previó un proceso de consolidación de la banca local, de la mano de bancos latinoamericanos.
"Hay desafíos, pero el rol del regulador sigue siendo favorable. La rentabilidad de los bancos ha sido grande. Contamos con un sistema líquido y una morosidad baja. Cada banco tiene sus características, pero hay que aprender de la experiencia para saber que el crecimiento del sistema financiero no se da mágicamente. Hay presencia de financiamiento pyme en los últimos cuatro años y queremos custodiarlo", dijo Marangoni, quien también describió como logro la bancarización del 50% de la población y la necesidad de seguir avanzando con presencia del regulador.
Para Frigerio, "el Estado y la regulación tienen que estar presentes, pero la hiperregulación no ha sido eficiente porque el mercado argentino es el menor de la región y ha sido receptor de la deuda pública del Tesoro nacional". Y agregó que "dados los resultados obtenidos, la hiperregulación no trajo la consecuencia deseada", porque un tercio de las financiaciones al sector privado son a tasa subsidiada, un 49% de los préstamos privados es de consumo a tasas máximas reguladas y las comisiones, que permiten financiar los gastos operativos, también están condicionadas. "Es decir, 3/4 partes de la financiación al sector privado está regulada. Si los resultados de esta política hubieran sido favorables, sería un sistema creciente en participación financiera y financiamiento a la inversión productiva, pero hubo un magro resultado. En el futuro tiene que ser analizada".
Para Cesario, "el Estado tiene que estar presente, pero también tiene que ser eficiente". Y recordó que en este contexto de alta regulación, el ROE deflactado por inflación es más bajo que en los pares de la región, pero la intermediación está cada vez más complicada. "Los subsidios los tiene que pagar el Estado, no los accionistas de los bancos".
Marangoni describió que el sistema muestra una fuerte concentración en el crédito al consumo. "Es el más lucrativo y el más seguro. Por eso la LCIP. Cabe ser quirúrgico e incisivo en ese instrumento. Interesa orientarlo a ciertas cadenas de valor con capacidad de generar empleo y divisas", explicó. Pero el referente del sciolismo propuso "un espíritu asociativo" entre las partes. "La rentabilidad no se ve afectada por la LCIP y es importante para tener en cuanto a política pública. Pero sí necesitamos pensar ambos sectores como brazos de la misma estrategia y diálogo entre regulador y regulado. No puede ser la formulación de un sólo actor, sino un vínculo y visión compartida de ambas partes. Pero creo que LCIP tiene que perdurar en el tiempo", dijo.
En cambio, para Frigerio: "El Estado tiene la obligación de fomentar los sectores que se consideren más importantes para el desarrollo nacional, pero me gustan más los subsidios transparentes que se discuten en el Congreso y los de la banca pública, que hoy está subutilizada en Argentina, se tienen que transformar las instituciones ya existentes". Y recordó que "el rol del regulador está en la misma institución que debe defender el valor de la moneda, que es el principal objetivo".
Para Eliaschev, la financiación bancaria se ha recuperado pero por debajo de la penetración precrisis. "La política de direccionamiento no dió mayor acceso al crédito", dijo.
El panel sí coincidió en la necesidad de abrir el mercado internacional para aprovechar el crédito externo que no sólo permita a los bancos realizar sus propias inversiones, sino también fondearse para prestar a los privados para financiar los proyectos de infraestructura a largo plazo. "Coincido en cerrar el capítulo holdout para bajar el costo de financiamiento para el Estado y las empresas. Pero pensando en endeduarse en dólares para prestar en pesos, nunca más. Nadie quiere asumir ese riesgo. La salida viene por un índice vinculado a una variación salarial", dijo Cesario. Y agregó: "Argentina necesita 250 a 300 millones de dólares de inversiones por las potencialidades que tenemos que poner luz, pero no lo podemos financiar ningún banco con depósitos a 30 días y créditos a 5 años. Las reglas claras son fundamentales para cualquier inversor".
Para Frigerio, hay que evitar las experiencias de descalce de monedas, pero aprovechar "el contexto y las condiciones para financiarse que, si bien no son tan buenas como en los últimos siete u ocho años, queda el coletazo". Para el banquero, "es negocio hacer el esfuerzo para volver al mercado internacional y aprovechar para financiar proyectos de inversión pública privada y de los bancos. Sirve para facilitar y mucho los créditos hipotecarios. Es un requisito fundamental para crecer", para lo que solicitó un mercado cambiario único y previsible para dar marco de negocios.













