Si bien el goteo se ha reducido hasta casi la mitad, la fuga de depósitos en dólares de los bancos un producto del cepo cambiario que instrumentó el Gobierno ya le costó al Banco Central, por reducción de efectivo mínimo, u$s 3.600 millones hasta el 6 de julio pasado, según último dato disponible.
Se trata de unos u$s 4 millones de reservas por hora o bien unos u$s 67.000 por minuto (esto es, considerando los días hábiles y las cinco horas de operación bancaria).
Hasta el 6 de julio, los depósitos en dólares del sector privado eran de casi u$s 9.000 millones, contra unos u$s 15.000 millones que había el 31 de octubre pasado. Se trata de una caída cercana a los u$s 6.000 millones, que afectó directamente las arcas del Banco Central en la medida en que los bancos deben tener encajados en la entidad monetaria prácticamente todos los depósitos en moneda estadounidense que no tengan colocados en el sistema.
Si bien el retiro de depósitos se fue frenando con el correr de los días, la semana pasada el ritmo de salida se habría estabilizado en lugar de desacelerarse como venía ocurriendo, un síntoma que en el mercado atribuyen a las nuevas restricciones que se comunicaron en los últimos días. Además, los analistas estiman que, ante la mínima señal negativa que muestre el gobierno y que asuste a los ahorristas, se volvería a acelerar la fuga. De todos modos, los depositantes minoristas más sensibles ya retiraron su dinero, con lo cual no queda tanto margen para que los billetes se sigan yendo, revela un analista que sigue de cerca el mercado financiero.
Las personas que todavía se quedaron con sus depósitos es porque tienen menos temor de que ocurra una eventual pesificación o están más dispuestos al riesgo (si bien el 2% anual de interés que están pagando los bancos no parece suficiente incentivo). Lo que ocurre es que las cajas de seguridad en la City porteña están prácticamente agotadas y tener la plata en el hogar representa un riesgo por la inseguridad reinante.
Durante la segunda mitad del año, el retiro de depósitos en moneda extranjera sería más lento: Calculamos que se vayan u$s 3.500 millones más, de modo que a fin de año queden solamente u$s 5.000 millones en los bancos, revelan en una consultora económica.
El ritmo que tuvimos hasta ahora fue una corrida más rápida que en Grecia. Esto demuestra, luego de tantas crisis bancarias, lo sensible que somos los argentinos a estas cuestiones. Se asustan y, ante la baja de la tasa Badlar, van a comprar dólares al paralelo, completan.
Por otra parte, hay que destacar que el ritmo de expansión de la base monetaria sigue fuerte, a razón de un 35% anual, y esos pesos acorralados van en busca de billetes en el blue. De lo contrario, la gente consume, que es la razón por la cual la inflación sigue alta, pese a la desaceleración económica.
Para el año próximo las expectativas para las reservas del Central son ligeramente más optimistas, ya que no está previsto ninguna sequía, y la soja será ayudada con el alza de los precios internacionales.
Además, la liberación de la exportación de trigo es una buena señal y disminuirá la carga que supone el pago de la deuda en dólares.
Todos estos factores descomprimirán la demanda de billetes, ya que es factible que el gobierno flexibilice las restricciones a la compra dedólares, estiman algunos.
Mientras tanto, la Argentina se convirtió en la nación con más riesgo de default de los países emergentes, con 1.127 puntos, ganándole con amplitud a Venezuela y a Portugal. En el mundo, sólo Grecia y Chipre superan a la Argentina en este ranking. Brasil, por ejemplo, ostenta envidiables 140 puntos.