

Aun mirando de reojo a Ucrania, donde la tensión política parece haber amainado, aunque no desaparecido, el mercado de acciones estadounidense vuelve a su curso normal de acción en busca de nuevos máximos históricos, confiado en la noción de que otra crisis fue evitada, que la política monetaria sigue siendo cómoda, y que todo se verá mejor dentro de seis meses que a día de hoy.
Y es que como dice el dicho: “al mal tiempo, buena cara”. Como reconoce la Reserva Federal en su último informe del Libro Beige, pese a que la actividad económica se haya visto afectada por el severo y gélido invierno que golpeó al país, la expansión se mantiene, aunque las mejoras sean “modestas”. Corroborando la “modesta expansión” las cifras de empleo el viernes dieron seguridad al mercado de que la Fed no subirá las tasas de interés todavía por algún tiempo, si además cuenta con el apoyo de una enmudecida inflación, que sólo subió 1,6% a lo largo de 2013, y 0,1% el pasado mes de enero.
Según señala Sala de Inversión, precisamente esta semana que empieza en Wall Street entre las claves de la agenda macroeconómica se encuentran los precios de importación y al productor, primeras referencias inflacionarias de febrero,que servirán para calcular el encarecimiento del costo de vida del consumidor, motor del crecimiento económico en Estados Unidos. De acuerdo con el consenso del mercado los precios de los productos importados crecerán 0,3%, en tanto los precios al productor se acelerarían 0,2% acumulando tres meses consecutivos al alza por el incremento del costo de los bienes.
Sin embargo, para determinar con la precisión de un cirujano el estado actual de la demanda de consumo - imprescindible para calcular el PIB - habrá que auscultar al detalle las ventas minoristas, que posiblemente en febrero avancen 0,2% tras caer de manera imprevista en enero (0,4%), azotadas por un fuerte descenso en la categoría de automóviles. Sin embargo, excluyendo la partida de vehículos, las ventas crecerán igualmente 0,2%, de confirmarse la previsión.
En referencia al consumo, determinando la predisposición de los estadounidenses a gastar dinero, se contará con el sondeo elaborado por la Universidad de Michigan y Thomson Reuters sobre el optimismo de los consumidores, cuya lectura se anticipa en marzo en 81,7 unidades.
Otras cifras adicionales para calibrar posibles cambios en el Producto Interno Bruto son los inventarios mayoristas, los cuales subieron menos de lo esperado en diciembre. Un alza en el ritmo de acumulación de suministros ayudaría a reactivar la actividad económica en el primer trimestre. Asimismo, una mayor regularidad en el reabastecimiento de las existencias de las empresas tendrá implicaciones sobre la celeridad tanto de la producción como del PIB. En este sentido, los inventarios minoristas crecerían 0,3% en enero, tras el enfriamiento sufrido en diciembre a consecuencia de las heladas.
Además de las solicitudes para el cobro de ayudas al desempleo que se publican todos los jueves, también habrá que estar pendientes del presupuesto federal de febrero, cuyo déficit ha logrado contraerse 36% durante los primeros cuatro meses del año presupuestario, indicando una mejora en las finanzas de la nación. La Oficina de Presupuestaria del Congreso proyecta que el déficit para el año en curso se reducirá a 514.000 millones de dólares, el menor en seis años. El año pasado el déficit fue de 680.200 millones.













