Hubo intercambio de "cartas credenciales" con el FMI. El organismo recibió ayer la noticia de la devaluación del 22% del tipo de cambio, que se sumó a la aceleración del ritmo devaluatorio de las últimas semanas por encima del 10% mensual. También fue notificado del empinamiento de la tasa de interés a terreno positivo. Junto con la propuesta de "presupuesto de déficit cero" para 2024 y una drástica reducción de gastos tributarios. El Fondo, por su parte, esperó la instrumentación de las medidas monetarias y cambiarias para anunciar la próxima reunión del board y futuros desembolsos. El storytelling de la devaluación tomó forma de adelantamiento de la devaluación pautada para los próximos 68 días, vía la eliminación de crawling peg hasta las elecciones. Aún no sabemos cómo sigue la película después de las elecciones generales. Los actuales $ 350 por dólar están por encima del dólar agro, que también pasó al olvido y concluye en dos semanas y que contemplaba un dólar de 340 pesos. La devaluación ordena la multiplicidad de tipos de cambio. Desde el Gobierno, el capítulo que viene es cómo se trasladará a la inflación. A su juicio deberá aplicar su tesis de que los formadores de precios venían alimentando un excesivo colchón preventivo de la devaluación, que no guardaba relación con los tipos de cambio de importación. Por eso no debería impactar en precios. El sábado pasado se dio a conocer un estudio sobre los abultados márgenes formados en los últimos meses. En auxilio a esa política concurre la suba de tasas a terreno positivo, que debería moderar el pasaje a precios, garantizar estabilidad financiera y premiar al que apuesta a pesos en lugar de dolarizarse.