El presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, despejó el camino para que el banco central de Estados Unidos recorte las tasas de interés el próximo mes. Sin embargo, un par de informes económicos aún podrían alterar las apuestas de Wall Street sobre un menor costo de endeudamiento. Powell utilizó su discurso en el foro de la Fed de Kansas City en Jackson Hole, Wyoming, para advertir que los crecientes riesgos derivados de los altos costos de financiamiento dañarán el mercado laboral. Eso significa que un recorte de tasas podría estar justificado tan pronto como en septiembre. Las acciones y los bonos estadounidenses se dispararon al alza mientras los inversores aumentaban sus apuestas a que la Fed comenzará pronto a reducir tasas, tras haberlas mantenido estables en lo que va del año por el temor de que los aranceles de Donald Trump provoquen una fuerte inflación. Los mercados de futuros ahora estiman en un 75% la probabilidad de que la Fed reduzca su tasa principal en un cuarto de punto en su reunión de mediados de septiembre. Muchos economistas de Wall Street esperan más recortes de la tasa de fondos federales -actualmente en un rango de 4,25% a 4,5%- más adelante en 2025. Sin embargo, inversores, economistas y algunos funcionarios de la Fed señalan que los próximos datos de inflación y empleo aún podrían trastocar esos planes. "La conclusión [de Powell] de que ‘con la política en territorio restrictivo, la perspectiva de base y el cambio en el balance de riesgos podrían justificar ajustar nuestra postura' es una clara señal de que un recorte en septiembre es ahora el resultado más probable", escribió Stephen Brown, de Capital Economics. "No obstante, la cautela persistente del presidente sugiere que un informe de empleo muy positivo en agosto o un conjunto mucho más preocupante de datos de precios podrían aún provocar un retraso", añadió. El debate surge porque ambos lados del doble mandato de la Fed -fomentar el máximo empleo sostenible y la estabilidad de precios- están entrando en tensión. "Los riesgos para la inflación se inclinan al alza, y los riesgos para el empleo a la baja: una situación desafiante", dijo Powell el viernes. Las cifras de empleo de julio, que mostraron una fuerte desaceleración en la creación de puestos durante el verano -publicadas tras la última reunión de la Fed-, apuntaron a crecientes tensiones en el mercado laboral. La tasa de desempleo se ha mantenido contenida en 4,2%, lo que ayudó a mitigar parte de esas preocupaciones. Al mismo tiempo, existe un debate dentro de la Fed y en Wall Street sobre si los amplios aranceles de Trump a los socios comerciales provocarán un estallido sostenido de inflación, o solo un aumento de precios puntual. Muchas empresas han señalado que los gravámenes comenzarán a afectar más severamente sus costos una vez que agoten su inventario previo a los aranceles. Pero hasta ahora, el impacto en los precios al consumidor ha sido leve, con esa medición de inflación creciendo a un ritmo anual de 2,7% en julio. Un salto puntual en los precios sería más manejable que un aumento persistente, porque es menos probable que desancle las expectativas de inflación a largo plazo de los consumidores. Powell señaló en su discurso que "no permitiremos que un incremento único en el nivel de precios se convierta en un problema de inflación permanente". Los informes de empleo de agosto y del índice de precios al consumidor, programados para el 5 y el 11 de septiembre respectivamente, darán las señales más importantes en el corto plazo sobre ambos factores. Michael Gapen, de Morgan Stanley, dijo que aunque el discurso de Powell apuntó a un "nuevo sesgo más moderado... no afirma de manera definitiva que la Fed recortará en septiembre, pero llega casi tan cerca como se puede dadas las cifras que saldrán de aquí a entonces". Varios miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), que fija las tasas, también siguen profundamente inciertos sobre cómo se desarrollarán los efectos de los aranceles de Trump. Alberto Musalem, jefe de la Fed de St. Louis y votante del FOMC este año, dijo tras las palabras de Powell que la inflación se sitúa más cerca del 3 % que del objetivo del 2 %. "Existe la posibilidad, no el escenario base, de que haya cierta persistencia", declaró Musalem a Reuters. Susan Collins, presidenta de la Fed de Boston y también miembro con voto, había dicho a Bloomberg antes del discurso que aún había "argumentos para tomarse un poco más de tiempo". Agregó: "No es un hecho consumado en cuanto a lo que haremos en la próxima reunión. Y vamos a recibir más datos de aquí a entonces". El jefe de la Fed de Kansas City, Jeff Schmid, afirmó que cree que el mercado laboral sigue siendo sólido, mientras que Austan Goolsbee, presidente de la Fed de Chicago, indicó estar preocupado por la inflación persistente en el vasto sector de servicios. El debate se produce mientras Powell enfrenta una dura campaña desde la Casa Blanca contra él y otros altos funcionarios de la Fed. Trump ha dicho que el banco central debería recortar drásticamente las tasas hasta solo el 1% y calificó a su presidente de "cabeza hueca" e "idiota" que siempre llega "demasiado tarde". En lo que sería su última aparición como presidente en el simposio de Jackson Hole, los asistentes vieron las declaraciones de Powell como una clase magistral para defender tasas más bajas con un lenguaje que no diera la impresión de ceder ante la extrema presión de la Casa Blanca. También recibió una ovación de pie de los banqueros centrales presentes en el simposio, conscientes de que los ataques políticos a los guardianes monetarios no se limitan a Estados Unidos. Algunos consideran que la lucha de Powell también es la suya, mientras que las críticas de la administración Trump han provocado en otros una reflexión sobre por qué los banqueros centrales se han convertido en blancos tan fáciles para populistas de ambos lados del espectro político. El presidente de la Fed también ha enfrentado una disidencia más moderada dentro del FOMC. Dos de sus gobernadores, Michelle Bowman y Christopher Waller -considerados posibles reemplazos de Powell cuando su mandato termine en mayo próximo- apoyaron un recorte de un cuarto de punto en la última votación de julio, la primera vez desde 1993 que dos gobernadores no votaban junto con el presidente sobre las tasas de interés. Stephen Miran, nominado por Trump para reemplazar a Adriana Kugler en la junta de la Fed, también es probable que respalde un recorte si el Senado confirma su nombramiento antes de la votación del FOMC.