Para muchos grandes grupos de venta minorista estadounidenses y británicos, como Target y Walmart, los resultados del tercer trimestre fueron desalentadores, y preocupa cada vez más la temporada navideña. Los analistas del Reino Unido redujeron las expectativas para Marks & Spencer y el grupo de investigación norteamericano Retail Metrics sostiene que las estimaciones indica que las ganancias de los 120 retailers que sigue se incrementarían sólo 2,2% interanual en noviembre, diciembre y enero, comparado con el salto de 11,8% del mismo período del año pasado.
Se observa este pesimismo pese a que los datos económicos en general sugieren que las dos economías transitan por el sendero de la recuperación. El problema para el sector de venta minorista y otras compañías de consumo masivo es que las personas comunes y corrientes están sintiendo poco de esa prosperidad. En el Reino Unido, el índice de finanzas familiares Markit, que mide la percepción de bienestar, hace poco tocó su nivel más bajo desde abril, y el indicador de confianza de los consumidores norteamericanos Conference Board cayó a su piso de siete meses esta semana.
La principal respuesta de los retailers fue lanzar descuentos de alto perfil vinculados al Viernes Negro (el Black Friday, el gran día de compras después del Día de Acción de Gracias en EE.UU.) e inundar las casillas de e-mail de todo el mundo con ofertas especiales. Son tantas esas promociones que los analistas pasaron a hablar del jueves rojo de Acción de Gracias, para reflejar todas las pérdidas que ellas generan.
Pero podría ser de otra manera. Cuando a principios del S.XX, la compañía de Henry Ford fijó el modelo, muchos fabricantes concientemente buscaron mantener una relación entre los precios de sus productos y los salarios de sus empleados para que éstos últimos fueran un mercado natural para los primeros.
El fordismo se desmoronó cuando los competidores globales comenzaron a ofrecer productos similares a menores precios; como la invasión de autos japoneses. Pero ahora los salarios y los precios están tan desacoplados que muchos trabajadores no pueden acceder a los artículos que producen.
Mientras los retailers llaman la atención por sus promociones de Navidad, la misma historia se aplica a la industria automotriz. Las ventas son las más sólidas en países como EE.UU. y el Reino Unido, donde debido a las tasas de interés bajas son relativamente accesibles los autos más lindos. Cuando las tasas de interés empiecen a subir, las cuotas mensuales del crédito automotor podrían otra vez volverse inalcanzables.
