
Si toda crisis tiene un precursor fundamental, la de Argentina pudo haber llegado en la forma de una estatuilla Grammy. El premio que recibió en Las Vegas la banda Illya Kuryaki and the Valderramas fue confiscado por la aduana a causa de los agresivos controles de importación vigentes en Buenos Aires. Emmanuel Horvilleur, miembro de la banda, twitteó lleno de irritación: ¡Es un premio, no un Rolex que compré en el extranjero!La estatuilla se liberó pronto, pero es poco probable que Argentina logre una pronta liberación de su crisis económica. Las políticas que mantuvieron atrapada a la estatuilla también son, en parte, las culpables de las turbulencias que llevaron al peso en picada en enero. Volviendo la espalda a las fuerzas del mercado, Buenos Aires impuso controles a la importación y trató de impedir que los argentinos cambiasen su moneda, cada vez más desvalorizada, por dólares estadounidenses, lo que fomentó un mercado negro desenfrenado y destrozó la confianza en el peso.
Pero, ¿los problemas de Argentina pronostican un destino común para los mercados emergentes?
Los economistas afirman que, si bien todos los países en desarrollo son vulnerables al fin del estímulo monetario de Estados Unidos, la perspectiva de una desaceleración del crecimiento de China y otras influencias mundiales, las diferencias entre ellos son tan importantes como sus debilidades colectivas. Los gráficos y fotografías de los seis países descriptos en esta página ilustran las similitudes y los diferentes grados de estrés.
Neil Shearing, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics, advierte una nueva fase en la reciente crisis cambiaria.
"El hecho de que las monedas siguieron debilitándose incluso en países que empezaron a subir los tipos de interés plantea la posibilidad de una nueva y más preocupante fase de la reciente turbulencia que azotó a los mercados financieros de países emergentes en la que los responsables políticos se sienten incapaces de defender sus monedas", sostiene.
Queda mucho por resolver. En varios países, los mecanismos de transmisión entre la turbulencia del mercado financiero y los problemas de la economía real se están activando. Las posibilidades de que estos efectos reales puedan generar un ciclo de contagio entre las economías emergentes constituye una gran preocupación.
En Sudáfrica, Turquía y Rusia -así como en Argentina-, las fuertes caídas de la moneda en los últimos días causaron conmoción en los comerciantes minoristas dado que los precios de los bienes importados suben y la gente restringe sus gastos. La gente está gastando menos este año, sostiene Monty Vallabh, gerente de una tienda de licores de Johannesburgo. "Con el cambio rand/dólar, todo sube todos los vinos y whiskies importados".
Haciéndose eco de Argentina, los inversores de varios mercados emergentes están cubriéndose contra el aumento de la inflación interna y la depreciación de la moneda local cambiando sus ahorros a dólares estadounidenses. El períodico líder de Rusia, Komsomolskaya Pravda, aconsejó a sus lectores esta semana que mantengan el 30-40% de sus ahorros en dólares y euros.
Una preocupación relacionada es que las alzas de los tipos de interés necesarias para combatir la creciente inflación y defender las monedas podrían alcanzar a las empresas endeudadas, lo que las obligaría a recortar los planes de inversión. Según Tony Volpon y George Lei, de Nomura, el shock de la demanda de los fabricantes de Argentina, por ejemplo, podría afectar a los proveedores brasileños de esas fábricas argentinas, reduciendo en 0,2% el PIB previsto para Brasil este año.











