
Nueva York es una ciudad que comprende cinco municipios: el Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island. Durante su mandato como alcalde, Bloomberg contemplaba este territorio e imaginaba un sexto municipio.
El sexto municipio es el término que Bloomberg utiliza para describir el puerto de la ciudad. La ribera recorre 835 kilómetros de océano, brazos, ríos y bahías -una extensión cinco veces más grande que la frontera anglo-escocesa- y para cuando Bloomberg asumió el cargo a comienzos de 2002, había tenido tiempos mejores.
El viejo puerto -el que inspiró al poeta Walt Whitman a cantar sobre una ciudad de los buques en el siglo XIX y envió 3 millones de soldados camino a la victoria en la segunda guerra mundial- ya no estaba. El tráfico en el puerto había estado cambiando durante décadas a lugares más amplios donde fuese más sencillo descargar grandes contenedores. Cuando Bloomberg juró como alcalde, la mayor parte del área olía a muerte... una consecuencia de los incendios que devastaron el cercano World Trade Center.
Bloomberg, sin embargo, vio algo en el muelle de Nueva York que no estaba allí... todavía. Vio alegres parques nuevos y brillantes torres residenciales asomándose por encima de las fábricas, y una escuela de posgrado en una isla en medio del río. Vio senderos para bicicletas, kayaks y canoas. Vio una nueva Nueva York construida con el viejo puerto como fondo panorámico, lo cual ofrecería la cultura, el confort y la comodidad necesarios para atraer a las personas talentosas de todo el mundo que mantendrían la supremacía de la ciudad como centro financiero y desarrollarían los nuevos negocios del futuro de la alta tecnología: al diablo con los terroristas.
Bloomberg comenzó a construir esa ciudad como alcalde... y sus contornos pueden observarse hoy. Edificios de departamentos de cincuenta pisos que ofrecen vistas espectaculares del horizonte de Manhattan brotan de los municipios externos de Brooklyn y Queens. Transbordadores han transportado millones de pasajeros por el East River desde que comenzó a prestarse un nuevo servicio hace dos años. Incluso hay un parque del lado de Brooklyn del puente epónimo de ese municipio en el que se encuentra un bar de vinos en medio de caléndulas, rosas y sauces.
Aun así, la escala de la visión de Bloomberg fue tal que después de casi tres períodos en el cargo todavía no está hecho. Durante su mandato, se cambió el 37% de las normas de zonificación de la ciudad para permitir el redesarrollo del sector privado y acaba de empezarse a trabajar en algunos de los proyectos más grandes.
Falta varios años para completar muchos de estos desarrollos, mayormente del tipo uso mixto. En Hudson Yards, se está construyendo una ciudad dentro de la ciudad -con línea de subte, parques, plazas, rascacielos futuristas propios y espacio para cientos de nuevos residentes- alrededor de una antigua área de depósito de vagones de tren próxima al Río Hudson en la costa oeste de Manhattan. En Queens, las 25 hectáreas de Willets Point -la mayoría de las cuales en la actualidad están ocupadas por talleres de autos destartalados- se arrasarán para poder incorporar desagües y viviendas en un área que F. Scott Fitzgerald comparó con un valle de cenizas en El Gran Gatsby.
Nueva York acaba de experimentarun curioso cambio de guardia. Bloomberg, de 71 años, dejó el lugar a Bill de Blasio, de 52 años, un izquierdista impenitente que alcanzó una victoria fácil en las elecciones de alcalde de este año atacando la igualdad de ingresos en la ciudad y las tácticas agresivas del departamento de policía de Bloomberg. Pero si bien el gobierno de Bloomberg oficialmente concluyó, la era Bloomberg en la ciudad de Nueva York continuará por décadas... en los seis municipios.
Definirá la ciudad por los próximos 25 años, sostuvo Mitchell L. Moss, profesor de política y planeamiento urbano en la Universidad de Nueva York, y asesor de campaña de Bloomberg en 2001. No importa quienes sean los próximos alcaldes. Seguirán siendo testigos de innovaciones relativas a proyectos iniciados por él, afirmó.
Si todo sale según lo previsto, el proyecto futuro también producirá una ciudad con algunos Michael Bloomberg más en su seno. El alcalde cree que el talento atrae capitales más fácilmente que a la inversa, y su experimento de seis municipios con estilo de vida urbana está diseñado para atraer a personas como él: empresarios pragmáticos que, llegado el momento, sean capaces de dar un cambio radical a la economía de la ciudad, tal como él lo hizo en su momento.
Bloomberg, que creció en un barrio periférico de Boston, llegó a Nueva York en la década de 1960 y se instaló en una ciudad que se benefició de su ubicación en la encrucijada del capitalismo. En el puerto, los neoyorquinos manejaban mercancías. En Wall Street, dirigían flujos de capital. Como sea, estaban en el centro de la acción, y sacaron tajada.
Bloomberg se manejó bien en este mundo. Hizo sus primeros millones como operador bursátil del banco de inversión Salomon Brothers, ahora parte de Citigroup. Pero hizo sus miles de millones después de ser despedido por su empleador de Wall Street y crear una empresa propia, que vendió información a través de terminales digitales que llevan su nombre.
La enseñanza para Bloomberg fue que la vida no se reducía a los tejemanejes del estilo de Wall Street. En sus memorias empresariales de 1997, 'Bloomberg por Bloomberg', escribió que 'la calle prometía grandes riquezas', pero que 'había leído que eran pocas las grandes fortunas que se habían hecho allí'. Y concluye: 'El gran éxito financiero radica en generar negocios con productos concretos en el mundo real, crear puestos de trabajo, crear valor y ayudar a la gente'.
Como alcalde, Bloomberg trató de dirigir la economía de Nueva York en esta dirección más concreta. Sigue siendo amigo de la industria financiera local, pero fue un defensor incansable de la tecnología. Impulsó la diversificación de Nueva York, haciendo especial hincapié en ampliar el círculo de personas residentes en la ciudad con el tipo de formación en ingeniería y ciencias aplicadas que él cree que permitirá la creación de empresas exitosas.
El problema que enfrenta Nueva York es que el Bloomberg del futuro -el hombre o la mujer de la ciudad que traiga la próxima gran idea- podría terminar fácilmente yéndose a otro lugar. En la actualidad, a las personas creativas les basta enchufar sus computadoras para arrancar el día y eso les quita incentivo para realizar su aporte en una ciudad grande y costosa como Nueva York.
Robert Steel, vicealcalde para el desarrollo económico, dijo que Nueva York hoy compite con ciudades más pequeñas conocidas por su calidad de vida -como Boulder, Colorado; Austin , Texas, y Seattle- de la misma manera que compitió por talento hace un par de décadas con ciudades como Los ngeles, Chicago o Boston.
'Dada la naturaleza interconectada de las cosas... Nueva York compite ahora con todos esos lugares, declaró Steel, que vino al municipio de Bloomberg tras haber trabajado en Goldman Sachs, el Departamento del Tesoro y el viejo banco Wachovia, en este último como CEO.
La respuesta del alcalde se puede ver en las llamadas mejoras en la calidad de vida en toda la ciudad: El programa de bicicletas compartidas que puso en marcha este año, las plazas peatonales de Times Square e incluso las leyes que prohíben fumar en bares y restaurantes y los reglamentos que exigen a las cadenas de alimentos que exhiban la información de las calorías en los menús.
Traducción: Viviana: Fernández














