
Más de la mitad de los países del mundo están actualmente produciendo yihadistas que engrosan las filas de las violentas organizaciones terroristas sunitas de Medio Oriente, asegura un informe de las Naciones Unidas (ONU).
La red de al-Qaeda y su cismático rival, Estado Islámico de Irak y el Levante (EI), recibieron en los últimos años más de 25.000 muyahidines dispuestos a enrolarse en sus organizaciones, lo que crea una amenaza "sin precedentes" a la seguridad nacional e internacional en el mediano y largo plazo. Y hasta ahora, los gobiernos no lograron entender el significado de eso.
El informe preparado por el comité permanente especial del Consejo de Seguridad de la ONU encargado de monitorear el islamismo violento representa una de las evaluaciones hasta la fecha más desalentadoras y completas del fenómeno global de combatientes extranjeros. Sus afirmaciones se basan en evidencias "sólidas y detalladas" de 27 servicios de inteligencia y seguridad distribuidos en los estados miembro, según aseguran sus autores.
"Lo que ha cambiado en los últimos tres años es la escala del problema. Las cifras totales subieron abruptamente, ya que hace una década los combatientes terroristas extranjero eran unos pocos, señala el informe.
"La cantidad de países de origen también aumentó significativamente . . . de un pequeño grupo de países ... a más de 100 estados miembro, incluyendo naciones que nunca tuvieron problemas con grupos vinculados a al-Qaeda", continúa.
"La tendencia sigue siendo preocupante," dado subió un 70% el número total de combatientes extranjeros desde marzo de 2014. El problema está altamente centrado en Irak y Siria.
Los dos estados miembro con "capacidades globales para hacer una evaluación" dijeron al comité del Consejo de Seguridad que estimaban que más de 22.000 y más de 20.000 combatientes extranjeros respectivamente viajaron hacia allá para luchar para grupos yihadistas vinculados con al-Qaeda tras la primavera árabe.
Turquía todavía es el país primario a través del cual los combatientes extranjeros adquieren acceso a ambos países, según el informe. El escenario sirio e iraquí es "una verdadera escuela internacional para extremistas", señala el informe, similar a lo que se veía en Afganistán en los noventa, donde al-Qaeda crecía, pero a una escala muy superior.
"Quienes comen juntos y crean un lazo pueden perfectamente tirar bombas juntos", señala. A diferencia de Aftganistán, donde los combatientes extranjeros tendían a mantenerse dentro de sus propios grupos étnicos, en Siria y en Irak los yihadistas están mucho más integrados a redes más desarrolladas y sofisticadas.
La respuesta internacional al problema hasta ahora ha sido inadecuada, señaló el comité al Consejo de Seguridad. El principal obstáculo que impide abordar exitosamente el surgimiento de tantos combatientes extranjeros es la falta de una inteligencia más compartida, indica el informe. "A la fecha, menos del 10% de la información básica de identificación está ingresada al sistema multilateral global".
El problema es particularmente evidente entre los estados europeos. El informe señala que con frecuencia los gobiernos de "estados de tránsito", como Turquía, reciben información detallada demasiado tarde para que sea efectiva. El gobierno turco tiene una lista de 12.500 personas para vigilar, según la ONU, pero todavía no puede reaccionar con rapidez debido a que no es adecuada la cooperación con los países de origen de los yihadistas.











