Las reuniones presidenciales de la alianza sudamericana Mercosur solían ser asuntos tranquilos, hasta que Uruguay decidió "abrirse al mundo" con su líder proempresarial Luis Lacalle Pou. Desde que asumió el cargo en marzo de 2020, Lacalle Pou trabaja intensamente en la negociación de nuevos acuerdos comerciales fuera del bloque regional, pero sus ambiciones chocan con las de los demás miembros del Mercosur, que están cerrando filas en torno a Uruguay a medida que cambian las alianzas políticas. Esas tensiones se pusieron de manifiesto en la cumbre del Mercosur celebrada en diciembre en Montevideo, la capital uruguaya. Hubo acusaciones de juego sucio y tácticas antideportivas ante la noticia de que Uruguay había solicitado días antes su adhesión independiente al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), una alianza comercial de 11 miembros que incluye a Australia y Japón. Esto siguió a las conversaciones comercialesbilaterales con China y Turquía a principios de este año. "Uruguay tiene que elegir si está con el Mercosur", le dijo el ministro de Relaciones Exteriores y Culto argentino, Santiago Cafiero, al Financial Times al margen de la cumbre celebrada a principios de mes, en la que Uruguay traspasó la presidencia del Mercosur a Argentina. "Si alguna de las partes determina algo sin consenso, está rompiendo la regla fundamental del Mercosur", añadió. Junto con la Argentina, Brasil y Paraguay, Uruguay conforma el bloque del Mercosur, una unión aduanera de tres décadas de antigüedad en la que ningún país por separado puede negociar acuerdos preferenciales con terceros. Pero algunos expertos han descrito esta alianza proteccionista como una de las 'menos eficaces' del mundo, tanto en términos de comercio entre sus miembros como con socios externos. También ha tenido dificultades para concluir un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, proceso que entra en su vigésimo cuarto año. Esos retrasos y frustraciones son algunos de los factores que impulsan a Montevideo a explorar en solitario la apertura a los mercados exteriores. Mercosur no puede seguir liderando "con una mentalidad de principio de los '90", afrimó Lacalle Pou, ni frenar el progreso económico de sus miembros. Chile, Colombia, Perú y México han mirado hacia el Pacífico para ampliar su comercio con Asia. Todos se han adherido al TPP, con la excepción de Colombia, mientras que Mercosur se ha quedado de brazos cruzados. Los otros tres Estados miembros del Mercosur han hecho un llamamiento a la unidad regional, amenazando con penalizar a Uruguay con una serie de medidas no reveladas si continúa persiguiendo acuerdos comerciales individualmente. Los críticos califican las amenazas como una intimidación contra el país más pequeño, ya que han desencadenado verdaderos debates sobre la reestructuración de la alianza, que en última instancia podría desembocar en una ruptura. Argentina y Brasil representan casi el 90% del PBI del bloque, lo que les da más influencia en las negociaciones. Algunos dicen que los dos países más grandes simplemente utilizan Mercosur como escudo comercial, para proteger sus industrias de la competencia mundial. El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay sostiene que el país quiere modernizarse, no desvincularse del bloque, que representó aproximadamente un tercio del comercio nacional en 2022. "No ha habido ni habrá una sola acción de mi país que pueda interpretarse como que Uruguay promueve el fin del Mercosur", dijo el ministro Francisco Bustillo a sus invitados en la cumbre. Lacalle Pou defendió la actuación de su país. Ha argumentado que la decisión de bajar en septiembre de 2022 el arancel externo común que se aplica a las mercancías procedentes de fuera del bloque se tomó entre Brasil y Argentina, sin consenso entre los socios. "A mí me gustaría ver el VAR de quién ha incumplido la regla en el Mercosur", dijo el presidente en Montevideo mientras se desarrollaba el Mundial en Qatar. La semana pasada, la Cámara de Comercio Uruguay-China reiteró su apoyo a los pasos dados por el gobierno uruguayo para profundizar las relaciones comerciales entre ambas economías, afirmando que "avanzar" en el Tratado de Libre Comercio (TCL) con China era "central" en su estrategia. Ignacio Bartesaghi, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Uruguay, afirmó que el error del gobierno uruguayo había sido "asumir demasiados acuerdos a la vez", lo que desconcertó a sus miembros en un momento de cambio político en Brasil, que inevitablemente afectará a la dinámica del grupo. A partir de enero, el incendiario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva asume la presidencia brasileña. El mandatario saliente, Jair Bolsonaro, había sido aliado de Lacalle Pou y, en menor medida, del paraguayo Mario Abdo Benítez. Bolsonaro no dio prioridad a la coordinación regional. En cambio, vio en Uruguay una herramienta para cambiar la estructura fronteriza del Mercosur en beneficio de su gobierno conservador -según un diplomático brasileño, Brasil le dio "respiro" al vecino Uruguay, para avanzar con China y otros socios. El Ministerio de Economía saliente de Bolsonaro incluso prometió apoyar los esfuerzos de Lacalle Pou para flexibilizar el Mercosur, desafiando al Ministerio de Relaciones Exteriores en una rara declaración después de la cumbre de diciembre. Lula puede tener otras ideas. Ya ha subrayado que una mayor integración latinoamericana y el multilateralismo serán fundamentales para la política exterior de su gobierno. Su mandato también marca la primera vez en cuatro años que los mayores miembros del Mercosur, Brasil y Argentina, están alineados políticamente bajo la dirección de líderes de izquierda. "Lula piensa lo mismo que nosotros, que hay que fortalecer el Mercosur y hacer negocios en la región [de las Américas]", dijo el argentino Cafiero. El analista regional uruguayo Nicolás Saldías, de The Economist Intelligence Unit, consideró una "jugada arriesgada" que Montevideo siga adelante con los acuerdos internacionales actualmente sobre la mesa, dada la mayor incertidumbre política: "No saben qué hará Lula... y lo que diga Brasilia importa más que Buenos Aires". Por su poder diplomático, Saldías no prevé que Uruguay sea expulsado del Mercosur o sancionado. Bartesaghi sugirió que quizá no todo esté perdido en lo que respecta a las ambiciones comerciales de Uruguay. Lula es firme partidario de reforzar el comercio, en particular con China, que sigue siendo el principal comprador de Brasil. En los dos mandatos anteriores de Lula como presidente, a principios de la década de 2000, Brasil pasó a formar parte del bloque BRICS con Rusia, India y China, que se convirtió en una importante herramienta de cooperación mundial. "Es posible que Lula quiera liderar él mismo las negociaciones con China", afirmó Bartesaghi. "Ahora depende de Lacalle convencerle de que lo haga" para Mercosur.