Cuando Shay Cohen festejó su cumpleaños 40 el mes pasado, no invitó a sus conocidos a su modesto departamento alquilado. Hizo una fiesta en Rothschild Boulevard de Tel Aviv, donde cientos de miles de israelíes hicieron sus protestas sociales en 2011.
Un pequeño grupo se unió a Cohen, un activista laboral, para montar unas 25 carpas en las calle, parecidas a las que armaron los manifestantes en el centro de la ciudad para llamar la atención por el elevado costo de vida en Israel.
"Vendemos nuestro conocimiento en todo el mundo; hicimos algunos de los descubrimientos de gas natural más grandes del mundo en el Mediterráneo. Y sin embargo el pueblo no recibe nada acá", aseguró Cohen poniéndole voz a las quejas comunes de los israelíes pobres y de clase media. "Cada vez estamos peores económicamente", agregó.
Si bien la mayoría de los israelíes normalmente piensan primero en las cuestiones de seguridad cuando decide a quién votar, más de la mitad de los israelíes vienen diciéndole a las encuestadoras que los temas sociales y el costo de vida serán sus prioridades en las elecciones de este martes.
Los sondeos sugieren que las quejas por cómo se encareció la vida y por los deficientes servicios sociales están influyendo en el aparente giro de los votantes, que están dejando de lado al partido Likud de centroderecha encabezado por Benjamin Netanyahu para inclinarse por la Unión Zionista de centroizquierda con Isaac Herzog a la cabeza.
"Esta es una elección donde los temas económicos pesan muchos más que en anteriores ocasiones", señaló Rafi Smith, responsable de la agencia de encuestas Smith Consulting.
Una semana antes de la elección, los sondeos de las transmisoras Knesset Channel y Channel Two, publicadas el martes pasado, muestran que la centroizquierda podría derrotar a Likud en hasta cuatro escaños. Pero los analistas sostienen que, si ganara, la Unión Zionista podría tener más dificultades para formar una coalición estable que su rival de derecha.
El partido de Herzog, antes llamando Laborista, apunta a atraer los votos de personas como Cohen, haciendo campaña en temas que no se han tratado desde las protestas: el estancamiento de los salarios, los pésimos servicios sociales, la inequidad y los valores de las viviendas que en el centro de Israel igualan o superan los de Europa o Estados Unidos.
El líder de la oposición nombró como su ministro de finanzas en la sombra a Manuel Trajtenberg, un economista que el mismo Netanyahu eligió para encabezar una comisión encargada de abordar los reclamos de las protestas de 2011. Herzog promete invertir en dos años 7.000 millones de shekels (u$s 1.730 millones) en educación, salud, reducción de la pobreza, empleo, vivienda accesible y otros programas sociales.
En una conferencia en Tel Aviv aseguró: "En los últimos seis años la economía atendió a solo una pocas personas, y es esencial que en los próximo cuatro años atienda a la mayoría, que brinde esperanza y llegue a los ciudadanos".
Prometió ayudar a la "generación sandwich", los israelíes de clase media y mediana edad que está al cuidado de sus hijos y de sus padres ancianos.
Las críticas de la centroizquierda a la política económica de Likud se vieron impulsadas por un informe negativo elaborado por Joseph Shapira, el contralor del estado de Israel y publicado el mes pasado sobre el sector de viviendas. En mismo revela que el precio promedio de las propiedades subió 55% entre 2008 y 2013. Shapira comentó que el gobierno de Netanyahu, que asumió en 2008, "no encontró ninguna solución" para contener el alza de los valores.
Como defensa tras la publicación del informe, Likud aseguró que habían aumentado los proyectos de construcción y se había acelerado la comercialización de terrenos para viviendas; y que su próximo gobierno buscará resolver la crisis habitacional e implementar las recomendaciones del informe. El partido de Herzog promete abordar la falta de viviendas liberando algunas tierras estatales a desarrolladoras, a cambio de la promesa de conservar parte de ella para viviendas accesibles.
Cohen, el manifestante que las carpas, planea votar a la Unión Zionista, aunque duda de su política económica "que se queda a mitad de camino". "Debe haber un cambio ahora, y ésta es la manera más efectiva de promover un cambio drástico", dijo. "Netanyahu fue demasiado lejos ocupándose solo de unos pocos intereses reducidos y no prestando atención a las necesidades del pueblo en general", concluyó.
