Desde el momento en que Donald Trump recibió a Volodymyr Zelenskyy afuera del Ala Oeste de la Casa Blanca el lunes por la tarde, pareció haber menos tensión personal entre ambos en comparación con su enfrentamiento público a fines de febrero. Los aliados de Zelenskyy temían otro choque público en el Despacho Oval, con posibles consecuencias para la actitud de Trump hacia Ucrania en su guerra contra Rusia. Pero esos temores no se concretaron. El presidente ucraniano aceptó la petición de Trump de vestir un traje para la ocasión, en lugar de su atuendo militar habitual. El mandatario estadounidense sonrió y, cuando un periodista le preguntó cuál era su mensaje al pueblo de Ucrania, respondió: "Los amamos". Dentro del Despacho Oval -escenario de la confrontación de hace casi seis meses- el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio estaban sentados en el mismo sofá, junto a los dos líderes. En febrero, Vance había reprendido a Zelenskyy, diciéndole de manera directa que debía mostrarse más agradecido por el apoyo estadounidense en la guerra contra la invasión rusa a gran escala. Esta vez no dijo nada. Solo hablaron los dos presidentes. Los ingredientes para un nuevo desencuentro estaban allí. Apenas el viernes pasado, Trump desplegó la alfombra roja para recibir al presidente Vladimir Putin en una cumbre en Anchorage, Alaska, y luego respaldó la postura del líder ruso sobre la guerra. Trump abandonó su exigencia de un alto el fuego inmediato, algo que Zelenskyy y los aliados europeos venían reclamando. El presidente estadounidense también dio a entender que Ucrania podría incluso tener que ceder más territorio a Rusia para lograr la paz, una propuesta que Kiev rechaza de manera tajante. Sin embargo, Washington abrió la puerta a ofrecer algunas garantías de seguridad no especificadas a Ucrania como parte de un acuerdo de paz, siempre que otros países europeos y los aliados de la OTAN asumieran la mayor parte de la carga. En una publicación en su red social Truth Social el lunes por la mañana, Trump dejó claro que esto no incluiría la membresía de Ucrania en la OTAN. Sus declaraciones junto a Zelenskyy en el Despacho Oval dieron un poco más de detalle y reiteraron su visión de que los europeos deberían liderar. "Les daremos [a Ucrania] una protección muy buena, una seguridad muy buena", dijo Trump. "Ellos son la primera línea de defensa porque están allí, son Europa. Pero también los vamos a ayudar. Vamos a estar involucrados". Un momento más distendido, sobre el traje negro que vestía Zelenskyy, alivió la tensión de un encuentro de alto riesgo. Brian Glenn, periodista de la cadena conservadora Real America's Voice -y pareja de la congresista republicana Marjorie Taylor Greene- había criticado a Zelenskyy en febrero por llegar a la Casa Blanca con el uniforme de guerra que lo caracteriza. Durante un tiempo después de esa tensa reunión, los medios conservadores en EE.UU. se aferraron a su vestimenta para cuestionar al líder ucraniano. El lunes, ambos hombres compartieron una risa amistosa por el cambio de atuendo de Zelenskyy. "Te ves fabuloso con ese traje", dijo Glenn. Trump coincidió, comentando que le había dicho "lo mismo" a Zelenskyy. El presidente ucraniano bromeó que Glenn llevaba el mismo traje de febrero. Además de cambiar su vestimenta, Zelenskyy elogió una carta que la primera dama estadounidense Melania Trump había enviado a Putin sobre el destino de los niños ucranianos, incluidos los que fueron secuestrados por Rusia. Zelenskyy entregó una carta de su esposa a la primera dama. "No es para ti, [es] para tu esposa", le dijo a Trump en un momento de ligereza. "La quiero", respondió el presidente estadounidense con una sonrisa. Más tarde, Trump y Zelenskyy se unieron a un almuerzo con un amplio grupo de líderes europeos que volaron de urgencia a Washington para respaldar al presidente ucraniano. Esto también marcó un gran contraste con el choque de seis meses atrás, cuando el líder ucraniano abandonó abruptamente la Casa Blanca, se canceló su comida con el presidente y los aliados de Estados Unidos observaron atónitos desde Europa. "[Ellos son] todos amigos míos y amigos tuyos... quieren ver la paz", dijo Trump sobre los líderes europeos, entre ellos el primer ministro británico Sir Keir Starmer, el presidente francés Emmanuel Macron y el secretario general de la OTAN Mark Rutte, quienes habían llegado a la Casa Blanca pocos minutos antes que Zelenskyy. Zelenskyy se mostró satisfecho en sus declaraciones públicas junto a Trump y el resto del grupo en la mesa. "Creo que tuvimos una muy buena conversación con el presidente Trump, muy buena. Y realmente fue la mejor", dijo el líder ucraniano. "O perdón, quizá la mejor sea en el futuro". A pesar del tono mucho más cordial de la reunión, el resultado de un encuentro diplomático en la Casa Blanca -que podría definir no solo el destino de Ucrania sino la seguridad de toda Europa- no quedó resuelto en las primeras horas de la tarde. Justo antes de que la prensa fuera retirada del Despacho Oval, Trump recordó que Putin también determinaría lo que suceda después, incluyendo una posible reunión trilateral con él y Zelenskyy. "Acabo de hablar con el presidente Putin de manera indirecta, y vamos a tener una llamada telefónica después de estas reuniones de hoy", dijo Trump. "Podemos o no tener una trilateral. Si no tenemos una trilateral, entonces los combates continúan", afirmó. Tras las reuniones del lunes, el Financial Times reveló que, según un documento al que tuvo acceso, Ucrania presentó a sus aliados un plan de seguridad que prevé la compra de 100.000 millones de dólares en armas estadounidenses -financiadas por Europa- y un acuerdo de 50.000 millones para producir drones junto a empresas locales. La iniciativa busca obtener garantías de seguridad tras un eventual pacto de paz. El texto subraya que Kiev no aceptará concesiones territoriales y exige un alto el fuego como condición inicial. También contempla la adquisición de sistemas Patriot y otros equipos, al tiempo que insiste en que la paz debe sustentarse en un marco sólido y no en "regalos" a Moscú.