El otro día, un amigo estaba trabajando desde su casa cuando una falla en Internet lo obligó a abandonar una videollamada justo cuando uno de sus colegas empezaba a hablar. Más tarde, me escribió anonadado sobre esa persona: "Hablaba cuando me desconecté y seguía hablando cuando finalmente volví a conectarme".
Le respondí que no sólo a él le ocurría. Había tenido un roce con algo común en la cuarentena: el Zoom aburre.
Las herramientas de videoconferencia invadieron nuestras vidas este año, pero ninguna es como Zoom, que pasó de 10 a 200 millones de usuarios diarios en sólo tres meses.
Desgraciadamente, llegó sin un manual de instrucciones. Y quienes vivíamos felices sin Zoom o sus rivales fuimos arrojados a un Lejano Oeste virtual que necesita urgentemente algunas reglas.
Después de consultar a numerosos Zoomers experimentados, éstas son algunas de ellas.
No ser el aburrido. Puede haber varios tipos, empezando por el charlatán que era un zángano despiadado antes de Covid-19 y que ahora se deleita con la oportunidad de dominar video reuniones mal conducidas. Un subconjunto del género es el aburrido que acaba de aprender a chatear por video y reparte consejos que nadie le pidió. Evita ser cualquiera de los dos.
Aprender a desactivar el micrófono. Es agotador estar en una videoconferencia y escuchar toses o pequeños ruidos porque algún participante no activó el botón silenciar. Mantén el micrófono apagado a menos que se indique lo contrario.
No interrumpir constantemente. A las videollamadas hay que dirigirlas. Nunca fue tan importante preparar la agenda. Los problemas técnicos son inevitables. Es más difícil mantener un registro de quién está online y quién ya habló. Alguien siempre se olvidará de usar su micrófono correctamente. Hágale la vida más fácil a quien preside la reunión y espere su turno para hablar.
No presuma de su banda ancha. Si tiene una conexión a Internet ultrarrápida y de alta calidad, felicitaciones. Tenga en cuenta que no todo el mundo puede, así que no se ría de la gente con imagen borrosa o congelada. Tenga paciencia y sugiera educadamente que apaguen su cámara para ahorrar ancho de banda.
No fanfarronear con el fondo. De la misma manera, si tiene una casa de diseño encantadora y una vista sobre un lago, bien hecho. Pero si trabaja con gente que vive en otras condiciones, mantenga un fondo neutral.
Las autoridades parlamentarias del Reino Unido hicieron bien en aplicar el código de vestimenta normal a la histórica sesión virtual de hace unos días. Es correcto evitar que se pierdan algunos estándares.
Mantener la cámara encendida. Ver quién está tratando de hablar mejora casi todas las reuniones. A menos que tenga problemas de ancho de banda, no se esconda. Mejor aún, aprenda a usar la vista en galería, para poder ver a todos a la vez.
Ignorar al niño o gato ocasional. A estas alturas debería ser obvio. Igual que los beneficios de mantener las reuniones de trabajo cortas y al grano.
Traducción: Mariana Oriolo
