El emir de Qatar abdicará en favor de su hijo, quebrando radicalmente la tradición en un estado del Golfo con gran importancia estratégica, anunció ayer el canal estatal de televisión Al Jazeera.
El jeque Hamad bin Khalifa al-Thani informó a miembros de la familia gobernante que cederá el poder al príncipe Tamim, de 33 años. Se espera para hoy que el jeque dirija unas palabras al pueblo qatarí.
Tal abdicación voluntaria en una monarquía hereditaria es muy rara en el Golfo; hace generaciones que no se produce.
Los diplomáticos sostienen que el emir de 61 años, que tomó el poder en un sangriento golpe en 1995, quiere cementar la estabilidad del estado. Él fue quien transformó Qatar: durante su reinado de ser un remanso regional pasó a ser una potencia diplomática y financiera.
El plan de sucesión también incluiría la salida del primer ministro jeque Hamad bin Jassim al-Thani, que tuvo un rol clave en el crecimiento de Qatar.
El país, que es aliado de Estados Unidos (alberga una gran base militar norteamericana), adquirió importancia en el ámbito diplomático regional, apoyando grupos rebeldes en Libia y Siria. Pocos observadores creen que la transición impulsará un cambio radical en la política nacional, pero están quienes esperan que el príncipe se centre más en el desarrollo interno y no tanto en las intervenciones regionales.
