George Osborne, ministro de Finanzas del Reino Unido, anunció ayer planes para un programa de ayuda para la economía británica por 100.000 millones de libras (u$s 155.500 millones) para enfrentar el empeoramiento de la tormenta de deuda de la eurozona.

El ministro le dijo a un grupo de la City londinense que está trabajando con Mervyn King, presidente del Banco de Inglaterra, para desplegar más poder de fuego.

Por su parte King, que también habló ayer, se refirió al área de la economía británica que se considera más afectada por la crisis financiera: la generación de crédito.

Los datos del Banco muestran que los préstamos a las compañías privadas no financieras la columna vertebral de la economía han caído alrededor de 21% desde su pico de octubre de 2008. Además, pese a que sus tasas son ultra bajas, la diferencia entre esa tasa y la que hogares y empresas pagan por endeudarse sigue amplia.

El anuncio de King apunta a lo que los bancos identifican como el mayor obstáculo: sus propios costos crecientes. Esto se debe, en parte, a las normas que los obligan a mantener activos que no pueden vender rápidamente. Para combatir esos problemas, el presidente del Banco de Inglaterra indicó que hay margen para hacer menos estrictas las normas actuales. También dio los lineamientos de un programa que el banco anunciará en unas semanas junto con el ministerio de Finanzas y que permitirá a los bancos usar los nuevos préstamos como garantía.

Se enfatizó que la razón de ser del nuevo programa es asegurar a los bancos que extienden nuevo crédito que no tendrán que preocuparse por quedarse sin liquidez.