Crece el optimismo en todos los sectores desde organizaciones empresariales y movimientos sindicales hasta grupos y entidades religiosasporque un sistema que ya no funciona por fin se enmendará.


Durante la mayor parte de una década, prevaleció un consenso general en los EE. UU. respecto de la necesidad de implementar una reforma integral de la política de inmigración. George W. Bush, el ex presidente republicano, y Karl Rove, su gurú, trabajaron por la reforma inmigratoria, como también lo hicieron Bill Gates y Andy Grove, los emprendedores tecnológicos. El presidente demócrata Barack Obama es partidario de dicha política, como lo son los grandes grupos de lobby empresarial y los movimientos sindicales.


Aun así, año tras año, la cuestión fue perdiendo fuerza política en esta nación de inmigrantes. La derecha rechaza la idea de "compensar" a quienes infringen la ley con ciudadanía y la izquierda insiste en que el problema no puede resolverse reforzando la seguridad en la frontera con México.


Mientras tanto, millones de adultos jóvenes crecen en EE. UU. en todas las formas salvo en los papeles. Luchan por obtener licencias de conducir o ir a la universidad, mientras numerosas empresas operan con el temor de perder repentinamente a sus empleados.


Ahora Obama afirma que volverá a probar priorizando la reforma de la inmigración en sula agenda legislativa.


"Nuestro trayecto no estará completo hasta que encontremos una mejor manera de acoger a los inmigrantes que llegan con mucho esfuerzo y esperanzas y ven a EE. UU. como la tierra de las oportunidades, hasta que haya alumnos e ingenieros brillantes que se sumen a nuestra fuerza de trabajo en vez de huir de nuestro país", dijo Obama durante el discurso inaugural de su segundo mandato. Cabe esperar una oposición formidable.


La inmigración es uno de los temas de mayor peso político, como lo ilustran los esfuerzos de estados como Arizona, Alabama y Georgia por tomar las riendas del asunto. Dichos estados pasaron por duras leyes contra la inmigración ilegal destinadas a disuadir a trabajadores indocumentados, y los productores agrícolas de Alabama y Georgia en particular informaron grave escasez de mano de obra como consecuencia.
Cabe esperar que los líderes republicanos de estados como estos se opongan fuertemente a un paquete integral de reformas.


Sin embargo, a pesar de la polémica historia de la reforma inmigratoria, crece el optimismo en todos los sectores, desde organizaciones empresariales y movimientos sindicales hasta grupos y líderes religiosos, de que este es el año en que el actual sistema disfuncional de inmigración se compondrá.


"Es el momento", afirma Steve Case, co-fundador de AOL actual dirigente de Revolution, un fondo inicial, y alguien que luchó mucho tiempo a favor de que se extiendan más visas de alta calificación a ingenieros y científicos.


"Parte de la Casa Blanca desea abordar este tema de manera integral y la comunidad empresaria también desea resolverlo. El momento es ahora," afirma Case.


Se espera que Obama diseñe pronto un proyecto de reforma de la política migratoria que incluya la "gran hazaña" de crear un mecanismo para que los 11 millones de indocumentados que ya viven en EE. UU. obtengan la ciudadanía y se vean obligados a pagar multas e impuestos atrasados.


El proyecto preverá normas de seguridad de fronteras y sanciones a las empresas que a sabiendas contraten y exploten a inmigrantes ilegales. También abordará las preocupaciones empresarias acerca de las dificultades para contratar profesionales de alta y baja calificación.


Si bien es un camino lleno de obstáculos que el Congreso considere difamatorio el término "bipartidario" no es un dato menor una confluencia única de eventos hace que este sea el año con mayores chances de que esto se concrete.


En primer lugar, las elecciones presidenciales sirvieron de llamada de atención a los republicanos. Tras unas primarias horribles en las que los candidatos probaron superarse unos a otros en su hostilidad contra los inmigrantes ilegales, los republicanos se dan cuenta de que nadan contra la corriente demográfica. Los hispanos son la población que crece más rápido en EE. UU. y se espera que se triplique hacia 2050. Ya hay 60.000 latinos que todos los meses cumplen 18 años, la edad de votar.


Los republicanos reconocen que no pueden permitirse alienar a un sector tan grande de la población. El año pasado, el candidato presidencial republicano Mitt Romney ganó solo 27 por ciento del voto demográfico frente al 71 por ciento de Obama. Una considerable cantidad de republicanos expresaron interés en reestructurar el sistema y Marco Rubio, el senador de Florida, encabeza una campaña para desarrollar una alternativa menos generosa a las reformas que propone presidente. Pero muchos se oponen a implementar un procedimiento para que los inmigrantes ilegales obtengan la ciudadanía y apoyan un proceso gradual en lugar de un gran paquete de reformas.


En segundo lugar, la cantidad de personas detenidas en la frontera con México llegó a su nivel más bajo desde 1972, cuando la inmigración ilegal ni siquiera se había convertido en un tema político acuciante.
La cantidad de detenidos disminuyó de aproximadamente 1 millón en 2007 a 340.000 en 2012, como resultado de normas más estrictas pero también de una economía y un mercado laboral estadounidense más débiles.


"La economía débil redujo realmente la presión en la frontera y deberíamos aprovecharlo," afirma John Engler, presidente de la Business Roundtable, un grupo de más de 200 ejecutivos de alto rango. "El momento para hacerlo es ahora."


En tercer lugar, se está formando una coalición de "parejas extrañas", tal como la llamó un miembro, que presiona por una reforma integral. Con el apoyo del senador demócrata Chuck Schumer y la senadora republicana Lindsey Graham, los representantes de la US Chamber of Commerce, el gran grupo empresario de presión, y AFL-CIO, la mayor federación de sindicatos, se reunieron periódicamente todo el año pasado para suscribir un acuerdo de compromiso. Ambos grupos coinciden en la necesidad de crear un procedimiento para obtener la ciudadanía, un mecanismo que garantice que los empleados cumplan las leyes y que continúen los controles de frontera.


La teoría es que esto será, sin duda, suficientemente bipartidario para ganar el apoyo de mayorías tanto en un Congreso con mayoría republicana como en un Senado liderado por demócratas.


Hay otras conversaciones en curso, en las que participan también la Business Roundtable y el sindicato SEIU así como líderes evangélicos cristianos y judíos y, por supuesto, grupos latinos y de inmigrantes.
El último gran impulso a la reforma migratoria fue en 2006, durante los últimos años de la administración Bush, y se trató de una iniciativa bipartidaria, liderada por el republicano John McCain y el demócrata Ted Kennedy.


Pero los partidarios de la reforma inmigratoria sufrieron divisiones internas, especialmente en el seno del movimiento obrero, respecto de la ampliación de un programa de trabajadores temporales, lo cual debilitó los esfuerzos para convencer a los legisladores de que aprueben el proyecto de ley. Los conservadores atacaron el proyecto de ley por prever un mecanismo de obtención de la ciudadanía para los inmigrantes que habían ingresado a EE. UU. de manera ilegal.


La medida fracasó en 2007 porque no ganó los votos que se requerían en el Senado. Pasaron seis años¿mejoró la perspectiva? Los analistas y grupos de interés dicen que sí.


Los sindicatos obreros superaron los desacuerdos tras 18 meses de consultas que terminaron en un marco compartido de política inmigratoria.


"Hubo consenso unánime en que no deberíamos ni podríamos encarar niguna batalla legislativa divididos porque si los legisladores vieran un movimiento obrero dividido, no escucharían a nadie", afirma Ana Avendano, directora del programa de inmigración de AFL-CIO.


Los grupos partidarios de la reforma inmigratoria ya están más consolidados y se han formado redes de jornaleros y empleados/as domésticos/as. Es posible que las conversaciones en el interior de esta coalición se extiendan unas seis semanas o más; en ese período se verá con claridad si pueden forjar un acuerdo.


Los argumentos económicos estarán en el primer plano del debate. En general, los economistas coinciden en que la inmigración es un elemento netamente positivo para EE. UU, un factor que no puede pasarse por alto mientras los baby boomers se jubilan y aumenta la presión sobre el sistema de salud y los sistemas de pensiones del gobierno.


El programa legislativo iniciado por Ronald Reagan en 1986 demostró que una reforma inmigratoria integral aumentaría los salarios y el consumo, generaría empleo y mayor recaudación impositiva, afirma Raúl Hinojosa-Ojeda, profesor de la Universidad de California.


Si bien dichas reformas se implementaron durante un período de recesión y alto nivel de desempleo, igual ayudaron a mejorar los salarios y alentaron las inversiones en educación, hogar y pequeñas empresas por parte de inmigrantes recientemente legalizados, escribió el Prof. Hinojosa-Ojeda en un estudio reciente para Cato Institute, un grupo de reflexión liberal partidario, en general, de ideas republicanas. Y estimó que la reforma migratoria sumaría, como mínimo, u$s 1,5 miles de billones al producto bruto interno en el transcurso de una década.


Entretanto, los empresarios dicen que precisan mayor certidumbre. "Mis miembros no estarían tan interesados en este asunto como lo están si esto no los perjudicase," declaró Randel Johnson, vicepresidente de políticas laborales y migratorias de la Chamber of Commerce. Johnson cita a la agricultura como el sector en el que los empresarios suplican a gritos mano de obra "estable y en blanco".


Partidarios tales como Case exigen una reestructuración del mecanismo de asignación de visas H-1B a trabajadores profesionales calificados. "La riqueza de toda organización o nación está dada por el talento de sus habitantes," afirma. "Esto se ve claramente en el contexto empresarial y más aún en empresas nuevas, donde se lucha tanto por conseguir talento."


Case hizo lobby mucho tiempo para poner fin a los topes que, según él, obligan a unos 20.000 extranjeros graduados con títulos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas a dejar el país cada año.
Quiere eliminar los topes y crear una nueva categoría de visa. Legisladores de ambos partidos presentaron proyectos de ley para la concesión de tarjetas de residencia a graduados distinguidos, pero no se aprobaron.


En el extremo opuesto, el sistema actual permite que los empleados patrocinen a "trabajadores temporarios" extranjeros o contraten a trabajadores altamente calificados para desempeñarse en "profesiones especializadas". Pero la cantidad de visas la establece el Congreso y los empleados reclaman que los números no se condicen con la realidad.


Hay consenso general en que este sistema no funciona bien, pero no hay acuerdo en cómo debe arreglarse... lo mismo que ocurrió en 2006.


Los sindicatos alegan que el programa de "trabajadores temporarios" genera una segunda clase de empleados y presionan para que los recién llegados gocen de todos los derechos y privilegios. "Precisamos contar con un sistema de empleo que cubra las necesidades reales del mercado laboral a fin de que, cuando haya escasez efectiva de mano de obra, las empresas puedan traer trabajadores y los trabajadores gocen de todos los derechos," afirma Avendano, citando al Migration Advisory Committee del Reino Unido como un sistema eficaz de gestión de flujos migratorios.


Grupos como la Chamber of Commerce opinan que la reestructuración de un programa de trabajadores temporarios debe ser una pieza central del paquete integral de reformas. "Algunos sectores del movimiento sindical obrero creen que debería crearse una comisión que establezca cuántos plomeros se precisan," afirma Johnson. "Pero los datos en una economía de semejante envergadura nunca serán alentadores."
La cuestión será ver si los partidos pueden superar estas diferencias y formar una coalición suficientemente fuerte para resistir los flechazos del Congreso.


"La arquitectura de una solución de reforma inmigratoria se está diseñando y elaborando," afirma Richard Land, líder de la influyente Southern Baptist Convention y fuerte promotor de la reforma. "Lo único que precisamos ahora es un buen liderazgo en Washington."


Casi dos tercios de los productores rurales que respondieron una encuesta que hizo la California Farm Bureau Federation el año pasado dijeron que les era un desafío conseguir empleados. Entre los productores cuyos cultivos requieren mano de obra intensiva, como frutales, 71% informó escasez de mano de obra.