
Los republicanos enfrentan un gran problema de números. Son demasiados los candidatos para la nominación presidencial del partido y eso está complicando sus esfuerzos para reunir una mayoría para las elecciones nacionales de 2016.
¿Cuántos son demasiados? Por supuesto, no hay ninguna norma que lo especifique. Pero 14 republicanos decidieron participar de la contienda y hay otros tres a punto de hacerlo, lo que suma 17.
En estas circunstancias no es fácil encontrar decoro. Con tantos caballos republicanos relinchando en el mismo potrero político, la atención de los medios casi inevitablemente se centra en el más salvaje del grupo, lo que en el proceso arruina el discurso general.
El caballo salvaje que más corcovea últimamente es Donald Trump, el magnate de las propiedades y casinos de 69 años que encontró su segunda carrera en la conducción de realities televisivos de la NBC -El Aprendiz y El Aprendiz: Celebridades- y donde hizo famosa la frase con la que eliminaba a los participantes: "¡Estás despedido!"
Después de coquetear durante años con una candidatura presidencial, Trump se lanzó a la carrera el mes pasado, y dio al resto del pelotón una clase magistral sobre cómo dirigirse a una multitud. Simplemente hay que decir algo provocativo. Trump se refirió a los inmigrantes mexicanos, prometió construir un "enorme muro" a lo largo de la frontera sur para mantenerlos fuera de Estados Unidos.
"Cuando México envía su gente, no están mandando lo mejor", afirmó. "Están enviando gente que tiene problemas y nos traen esos problemas a nosotros. Nos traen drogas. Nos traen delincuencia. Son violadores. Y algunos, supongo, es buena gente."
Desde el punto de vista del partido nacional republicano, Trump no podría haber dicho algo más perjudicial. La población hispana de Estados Unidos está creciendo diariamente -representaba el 10,8% del electorado en 2012- y al mismo tiempo se está inclinando por los demócratas. Para recuperar la Casa Blanca, los republicanos saben que deben seducir más de las mismas personas que Trump está denigrando; los mexicano-norteamericanos representan la mayor parte de la población hispana del país.
Pero esa paliza verbal contra los mexicanos tiene sentido para él en el marco de la multitudinaria carrera republicana. Los debates presidenciales del partido están programados para dar comienzo el mes próximo en el canal Fox News de Rupert Murdoch, y sólo participarán los diez candidatos con mayor intención de voto según las encuestas. Para entrar en ese grupo tenía que hacer algo y sus comentarios anti inmigración definitivamente lo ayudaron. Se ubicó en el segundo lugar en la última encuesta de CNN/ORC, con el apoyo del 12% de los votantes republicanos o probables republicanos, detrás de Jeb Bush con 19%. El resto de los aspirantes republicanos languidecen con una intención de voto de un dígito.
Durante los debates, otros candidatos del partido podrían dar un vuelco diciendo cosas más amables sobre los hispanos. Uno podría fácilmente imaginar a Jeb Bush, por ejemplo, saliendo en defensa de su esposa Columba, que nació en México y obtuvo la ciudadanía norteamericana. Eso hasta daría a Bush una oportunidad para sacar a relucir su versión de los actos de campaña conservadores más amables, dulces y apasionados en los que normalmente están presentes los miembros de su familia.
El peligro para los republicanos es que "el Donald", como lo llaman en los tabloides, finalmente califique para los debates y domine la acción. No es un político profesional, después de todo. Es una estrella de reality shows de verdaderas proporciones propias de Kim Kardashian (hablando metafóricamente, no anatómicamente). Su meta podría no ser ganar poder o influir en el debate nacional. Quizás sólo quiera seguir hablando. De hecho, como neoyorquino, dudo que pueda echar raíces en una ciudad como Washington.
Los republicanos de más edad claramente están preocupados por la potencial estampida que provoque Trump. Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano, hasta llamó por teléfono a Trump el miércoles para aclarar algunos puntos. Según el matutino Washington Post, , Priebus pasó una hora pidiéndole a Trump a baje el tono de su retórica. Trump, en su derecho como estadounidense, discrepó con el Post. Por Twitter señaló: "Totalmente falso el informe sobre mi comunicación con @Reince Priebus." Fue más una felicitación, agregó.
Sentiría lástima por los republicanos si no fuera por el hecho de que probablemente sea culpa de ellos mismos haber llegado a este estado de situación. Se puede presentar tan cantidad de gente como precandidato a presidente porque los conservadores se resistieron fuertemente a limitar los gastos de campaña. El problema actual con los números que irrita a los republicanos, en otras palabras, proviene de un problema de números subyacente que nos está afectando a todos nosotros: la cantidad de dólares que hay en la política.
Todo lo que se necesita hoy en Estados Unidos para montar una campaña nacional lunática es un plutócrata molesto con buena chequera. Mientras Trump hace él mismo el trabajo electoral sucio, muchos de sus colegas adinerados están contratando gente para que practiquen formas de expresión psico-socio-política con similar falta de moderación. Los ricos están consiguiendo lo que pagaron, y lo divertido es que no es mucho.











