
De repente parece que otra vez fuera 1997. El mayor derrumbe en una jornada que registró el peso argentino el viernes pasado nos recuerda bastante al día hace 17 años en que el baht tailandés emprendió una caída libre y contagió a todo Asia.
Sin embargo, los economistas sostienen que esas similitudes son limitadas. Si bien hay claros puntos vulnerables o evidencia de mala gestión económica en varios mercados emergentes, incluyendo Venezuela, Ucrania, Turquía y Sudáfrica, las flaquezas a las que sucumbió Argentina no son representativas en términos generales.
Argentina probablemente sea un caso especial, aseguró Neil Shearing, economista jefe de mercados emergentes en Capital Economics. Los problemas que vemos en Turquía, Ucrania y Argentina llevaron a hablar de una nueva crisis en los emergentes. Pero no están teniendo en cuanto un punto clave: que esos mercados son muy diferentes entre sí, agregó.
Craig Botham, economista de mercados emergentes en Schroders, señaló que tras el shock argentino una ráfaga de inversores nerviosos se están concentrando en América latina; algunos retiran para analizar la situación. Agregó que Brasil, que viene interviniendo para contener la depreciación de su moneda en forma similar a Argentina, también está siendo vigilado muy de cerca.
Turquía, cuya lira tocó ayer un nuevo piso, generó mayor preocupación debido a la tendencia de los ciudadanos a buscar refugio en el dólar, otra característica de la economía argentina aún antes del derrumbe de peso de la semana pasada.
Pero los economistas recalcan que, si bien algunos mercados emergentes comparten ciertas características con Argentina, pocos sufren tan pronunciado mix de mala gestión económica local y flaquezas externas. Buenos Aires, sitiada por un abultado déficit comercial y magras reservas internacionales, permitió que la inflación alcanzara el 25%, alentando a los ciudadanos a protegerse mediante la compra de dólares.
Cuando el gobierno tomó medidas drásticas para evitarlo y limitó las importaciones, emergió un gran mercado paralelo de dólares que dañó la confianza internacional en el peso. Venezuela tiene muchos problemas similares, con un mercado negro para el bolívar que se ubica diez veces por encima del tipo de cambio oficial de 6,3 por dólar. Ucrania, convulsionado por enfrentamientos internos, es considerado particularmente vulnerable a problemas económicos. El trío compuesto por Argentina, Venezuela y Ucrania son, para las agencias calificadoras de crédito, las naciones menos solventes.
Shearing divide a los emergentes en cinco grupos en base a percepciones de sus debilidades en un mundo condicionado por la reducción de estímulo monetario de Estados Unidos. El más vulnerable, definido por un serial mal manejo de la economía, incluye a Argentina, Ucrania y Venezuela. Los problemas de esos tres países son mayormente autoinflingidos. El segundo grupo incluye a aquellas naciones que, según Shearing, han vivido más allá de sus posibilidades, y tienen economías caracterizadas por auges de crédito y elevados déficits comerciales. Turquía, Sudáfrica, Indonesia, Tailandia, Chile y Perú forman este grupo, que es susceptible al recorte de compras de activos por parte de la Reserva Federal.
El tercer grupo, que pelea con el legado de los auges, está compuesto por países de Europa oriental como Hungría y Rumania que son más vulnerables a la reducción del estímulo monetario del Banco Central Europeo. El siguiente grupo es el bloque de los Brics (Brasil, India, Rusia y China) que enfrentan desafíos de política económica local. El último conjunto incluye a mercados emergentes como Corea del Sur, Filipinas y México que están en condiciones de beneficiarse de un resurgimiento de la demanda de exportaciones.
En Argentina el tipo de cambio paralelo peso/dólar, que representa la confianza de la gente en la gestión económica de Buenos Aires, trepó a 13 el viernes después de que el oficial bajara a 7,9%. El alza del dólar blue muestra que los argentinos piensan que sus problemas están lejos de tener solución.










