
La Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos calcula poner al menos u$s 20 millones hasta noviembre para derribar al presidente Barack Obama y a otros fanáticos contra las armas, que están poniendo en peligro el derecho constitucional norteamericano a portar armas.
La NRA, que se describe como la organización de derechos civiles más antigua de Estados Unidos, está participando literalmente en miles de campañas en todo el país desde Hawaii hasta Florida este año, contó Chris Cox, lobista jefe de la NRA y presidente de su comité de acción política. Me gustaría decir que estamos realmente focalizados en 30 estados pero la realidad es que nos centramos en el país entero, sea una campaña legislativa, campaña para gobernador, campaña para la Cámara de Diputados o Senadores o una campaña presidencial, aseguró.
Este año, la NRA ayudó a derribar a los candidatos a senadores del establishment republicano, como Richard Lugar en Indiana y David Dewhurst en Texas y a cambio instalaron candidatos con antecedentes vinculados al apoyo del derecho a portar armas.
En las campañas para diputados, los miembros del Congreso, especialmente los demócratas conservadores son reacios a enojar a la NRA mencionando algún tema, aunque sea tangencialmente, relacionado con el derecho a portar armas.
La NRA tiene u$s 9 millones en su comité de acción política pero Cox señaló que pondrá mucho más que eso hasta el 6 de noviembre, y sugirió que la suma rondaría los u$s 20 millones.
Como la concurrencia de votantes es un factor crucial para las elecciones de este año, la NRA está impulsando una inscripción de votantes con el lema dispará tu voto, y registra propietarios de armas a través de Facebook, por teléfono y en eventos públicos. Estima que entre 20 y 30 millones de los 100 millones de dueños de armas que viven en Estados Unidos no están registrados para votar.
Si bien el Congreso es su principal blanco, la NRA ve en Obama al enemigo público número uno. Armó un sitioweb llamado Gun Ban Obama, en el que advierte a los miembros que nuestras libertades están en juego, el tiempo de actuar es ahora.
De hecho, desde que asumió Obama evitó casi totalmente ese sensible tema, aún después de una serie de ataques con armas, incluyendo el tiroteo en el que murieron 12 personas en un cine de Colorado en julio pasado.
Pese al casi silencio total de Obama en cuanto al control de armas, Cox sostiene que el presidente provocó un daño significativo a la segunda enmienda al colocar en la Corte Suprema dos juezas que se oponen al derecho a portar armas, refiriéndose a Sonia Sotomayor y Elena Kagan.











