El primer ministro de Francia, François Bayrou, pedirá al parlamento que respalde su estrategia para reducir el déficit público del país en una sorpresiva votación el 8 de septiembre, poniendo en juego su cargo mientras la oposición endurece sus críticas. Bayrou dijo que sometería un voto de confianza a los legisladores durante una sesión extraordinaria del parlamento para obligarlos a tomar una posición sobre lo que calificó de medidas "urgentes e indispensables" para reparar las finanzas públicas deterioradas de Francia. "Si no es posible llegar a un acuerdo, entonces considero que la acción es imposible e inalcanzable", dijo Bayrou en una conferencia de prensa el lunes. "Si tienes mayoría, el gobierno queda confirmado. Si no tienes mayoría, el gobierno cae", explicó, convencido de que el "mayor" riesgo habría sido no hacer nada. La frágil alianza centrista que respalda a Bayrou no cuenta con mayoría en la asamblea nacional, lo que significa que el primer ministro corre el riesgo de perder el voto de confianza. En un intento por frenar el déficit, que el año pasado se disparó al 5,8% del PBI, Bayrou presentó el mes pasado un plan de aumentos impositivos y recortes de gastos por 44.000 millones de euros para 2026 que incluye eliminar dos días de feriados nacionales, congelar por un año los incrementos de pensiones y prestaciones sociales, y exigir una "contribución de solidaridad", aún indefinida, a los más ricos. Los partidos opositores de izquierda y de extrema derecha arremetieron contra el plan y amenazaron con derribar al gobierno por lo que calificaron como un presupuesto de austeridad que perjudicaría a los pobres, a los trabajadores y a los jubilados. Incluso antes de esta arriesgada jugada, se esperaba que Bayrou utilizara una cláusula constitucional para pasar por encima de los legisladores y aprobar el presupuesto más adelante en otoño. Eso, a su vez, habría expuesto al gobierno a un voto de no confianza en el que los votos decisivos provendrían del partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional, de Marine Le Pen, y de los socialistas. "¿Existe, o no, una emergencia nacional para afrontar nuestras finanzas públicas y escapar de la maldición del endeudamiento que nos afecta a todos?", preguntó retóricamente Bayrou el lunes. Era esencial, añadió, "mostrar a los franceses que podemos superar nuestros antagonismos para ponernos de acuerdo en un diagnóstico". Con el objetivo de subrayar la fragilidad de las finanzas públicas, señaló que los costos de los intereses subirían de 60.000 millones de euros en 2024 a 66.000 millones en 2025. "El peso de la deuda se convertirá este año en la partida presupuestaria más significativa de la nación", afirmó, añadiendo que los costos del pago de la deuda superarían el gasto destinado a defensa y educación.