Cuando los líderes del comité permanente (con edad promedio de 65 años) se preparen para una de los acontecimientos más importantes del Partido Comunista chino, habrá un tema que ocultarán: el país está envejeciendo con gran rapidez. Se espera que en la tercera asamblea del Partido, que comienza mañana, el presidente Xi Jinping, de 60 años, pronuncie sus planes de largo plazo para el país.

Es difícil sobredimensionar la velocidad en que envejece la población de China. La expectativa de vida aumentó de 35 años en 1949 a 75 hoy, un logro milagroso. Mientras tanto, la tasa de fertilidad cayó a 1,5 hijo, mucho menos de los 2,1 necesarios para mantener estable la población.

Cai Fang, demógrafo de la Academia China de Ciencias Sociales, sostiene que el país dejará de tener superávit laboral para caer en una escasez de trabajo con una rapidez nunca vista. En 2011, su fuerza de trabajo se estancó por primera vez, años antes de lo previsto. Japón alcanzó un nivel similar de inflexión cerca de 1990, justo antes de que su economía cayera en dos décadas de estancamiento, lo cual inquieta a China. Para entonces, sus estándares de vida ya eran cercanos al 90% de los niveles norteamericanos. En términos de paridad de poder de compra, el ingreso per capita de China todavía es 20% menor. No hay duda, aseguró Cai. China va ser vieja antes de ser rica.

En su libro, Stumbling Giant: The Threats to Chinas Future, Timothy Beardson identificó la demografía como el mayor obstáculo para hacer realidad el sueño de China de ser un país rico y poderoso. Entre los motivos que menciona está el crecimiento económico: hasta ahora, se expandió el PBI migrando empleados del sector agrícola de baja productividad al sector fabril altamente productivo. A partir de ahora, tendrá que adoptar un modelo en el que el crecimiento provenga de la innovación.

También considera el envejecimiento. La cantidad de chinos de más de 65 años se triplicará a 300 millones en 2030. Hoy, sólo 1,5% de los ancianos recibe cuidados institucionales. Y la baja tasa de natalidad hará que sea más difícil para los hijos únicos hacerse cargo de los padres y abuelos. El país tendrá que brindar protección a decenas de millones de chinos.

El desequilibrio de sexos también es un problema. Hoy nacen seis varones por cada cinco mujeres. Por lo tanto, la demografía debería tener peso en esta tercera asamblea del Partido Comunista Chino, cuyo objetivo es fijar la política para la próxima década.

La influencia del envejecimiento puede ser enorme.

Para que los ingresos individuales sigan subiendo habrá que hacer profundos cambios en la estructura industrial, financiera y social de China. La innovación no surge por decreto. Si un Estado de único partido puede diseñar esa transformación (o hasta si ésta es compatible con un Estado de único partido) es la gran pregunta de la próxima década.