

Cuando Mitt Romney dejó Bain Capital y llegó a Utah en febrero de 1999 para salvar las tambaleantes Olimpíadas de Invierno de 2002 celebradas en Salt Lake City no pensó en grande. Todo lo contrario. Eliminó las gaseosas y galletitas gratuitas para el personal y los servicios de catering en las reuniones de directorio. En su lugar, comenzó a pedir pizzas de u$s 5 cortadas en 8 porciones e hizo que los ejecutivos pagaran u$s 1 cada una.
"Yo estaba allí ese día y todo el mundo se sorprendió", recordó Tom Stemberg, fundador de Staples, una cadena de artículos de papelería en la que Romney invirtió mientras estaba a la cabeza de Bain, un grupo de private equity con sede en Boston. "Pero el mensaje fue: tenemos deudas por U$S 100 millones y cada centavo cuenta", señaló Stemberg.
Una década más tarde, en la campaña electoral como candidato a la nominación presidencial republicana, Romney en repetidas ocasiones destacó su considerable experiencia empresarial - MBA en Harvard, su liderazgo de Bain, la recuperación de los Juegos - como la razón por la cual es el mejor posicionado para presidir el ejecutivo de EE.UU.
Haciendo referencia a la forma en que hizo que las finanzas del estado de Massachusetts se recuperaran, dijo que también ha demostrado que puede aplicar sus habilidades empresariales al sector público. "Entiendo lo que se necesita para hacer que un negocio sea exitoso y prospere. Entiendo de qué manera el gobierno se interpone en el camino", señaló Romney en una reciente reunión de campaña en Ohio.
Esta afirmación es central a su campaña. El candidato apuesta a que lo ayudará a vencer las dudas del sector republicano sobre la fuerza de sus convicciones conservadoras y su reputación de frialdad. Con millones de estadounidenses que todavía luchan para llegar a fin de mes, a cuatro años del golpe de la crisis financiera, su competencia en temas económicos resuena entre el electorado.
Mientras que el presidente Barack Obama cita las recientes mejoras como prueba de que sus esfuerzos de estímulo están dando sus frutos, Romney lo ha acusado reiteradamente de no entender las cuestiones empresariales y de negocios.
A pesar de sus competencias - su habilidad para tomar decisiones difíciles, su capacidad de concentración láser y su facilidad para usar las hojas de cálculo, de acuerdo a las personas que trabajaron con él - el análisis de su trayectoria no sugiere que necesariamente estará en mejor posición que sus rivales para recomponer la economía.
Sin embargo, a pesar de que aun no pudo establecer un liderazgo contundente sobre sus rivales sigue siendo el favorito para reemplazar a Obama en noviembre.
En entrevistas con Financial Times, antiguos compañeros de clase y colegas, incluyendo sus detractores, lo describen como un hombre diligente y disciplinado. Pero, si se tienen en cuenta las metidas de pata y situaciones incómodas durante la campaña, nadie lo describe como carismático o visionario. "Es un empresario competente y agresivo, pero no tanto como un hombre de ideas. Lo que vimos cuando estaba en Massachusetts fue una especie de falta de análisis cuidadoso de las implicaciones políticas e ideológicas de sus actos", dijo David Tuerck, del grupo de expertos conservador Beacon Hill Institute, un fuerte opositor de la ley de salud que Romney aprobó cuando era gobernador de Massachusetts y que se convirtió en el modelo de la ley federal de Obama.
A fines de 1971, un Romney puritano de 24 años de edad, se resistió el espíritu radical de los tiempos y se inscribió en la carrera de derecho y negocios de Harvard. La escuela de negocios "no incluía teoría", señaló Howard Brownstein, que terminó la carrera con Romney y más tarde trabajó con él en Boston Consulting Group. "Si había investigación y erudición allí, no estábamos expuestos a ellas", agregó Brownstein.
Sin embargo, esta formación contribuyó a preparar a Romney para la carrera que más de 40 años después constituye el núcleo de su lanzamiento a la presidencia. Después de graduarse, comenzó a trabajar en 1975 en BCG, una firma pionera en el negocio de asesoría estratégica emergente. Bill Bain, un alto ejecutivo que había dejado la empresa algunos años antes para crear una firma que no sólo proporcionaría ideas sino que también ayudaría a implementarlas, se percató de la estrella en ascenso en BCG y se llevó a Romney en 1977.
Geoff Rehnert, quien trabajó con Romney en Bain durante 15 años, recuerda a un colega que se destacó por trabajar arduamente y rápidamente fue aprovechado por su nuevo jefe para lanzar el brazo de capital privado de la firma, Bain Capital. "Ninguno de nosotros había trabajado en temas de capital de riesgo o en el negocio de las compras apalancadas. El mundo del capital privado ni siquiera existía. En 15 años, Mitt lideró la creación de lo que era la empresa más exitosa sobre la base de las tasas internas de retorno", dijo Rehnert.
Desde sus inicios en Bain, aprendió lecciones sobre el ahorro, claramente una experiencia formativa para un candidato que ahora promete controlar el presupuesto federal. Un día, cuando conducía junto a Bill Marriott, le preguntó al magnate de los hoteles si tenía 35 centavos para un peaje - y se sorprendió cuando el multimillonario pidió un ticket. Bain más tarde explicó: "La razón por la que pidió ese ticket es que lo va a adjuntar a su informe de gastos. Y todos en la empresa sabrán que Bill Marriott cuida hasta 35 centavos de dólar. "
Para Romney, cuya fortuna se estima que está entre 190 y 250 millones de dólares, la frugalidad fue la base de su estrategia para organizar los Juegos Olímpicos. Michael Leavitt, el entonces gobernador republicano de Utah, recuerda cómo Romney analizó el presupuesto, partida por partida, separando los elementos imprescindibles de los que no lo eran.
"Bainie" Fraser Bullock, quien se convirtió en director de Operaciones del comité organizador, recuerda cómo el recorte presupuestario de Romney tuvo el mismo impacto que el ticket de Marriott. "Todo el mundo entendió el mensaje y lo aceptó. Vamos a cuidar hasta el último centavo", dijo Bullock.
Políticamente, sin embargo, los antecedentes empresariales de Romney son un arma de doble filo. Los empleados que perdieron sus puestos en las empresas "reestructuradas" por Bain lo retratan como un capitalista codicioso. Entre ellos, Randy Johnson, que cuenta con el apoyo del Comité Nacional Demócrata, comentó a los medios de comunicación a principios de este año que su trabajo y el de cientos de otras personas fueron eliminados cuando Bain se hizo cargo de una planta de Ampad, dedicada a la fabricación de productos de oficina, en Indiana en la década de 1990. "Familias enteras quedaron devastadas", dijo Johnson a ABC News.
El estilo duro y terco de Romney en Utah también irritó a muchos y algunos de los que trabajaron con él sugieren que el candidato exageró su actuación allí. "Creó un sentido de desesperación para poder presentarse como el salvador de las Olimpíadas", señaló Ken Bullock, miembro del directorio (sin relación con Fraser). Romney parecía tener la intención de darse a conocer, comentó Bullock, mientras hacía referencia a diferentes panfletos que mostraban al candidato. "Era obvio que quería crear una imagen nacional".
Desde Utah, Romney - que había desafiado sin éxito a Ted Kennedy por una banca en el Senado de EE.UU. por Massachusetts en 1994 - lanzó una oferta para convertirse en gobernador del estado en el que había vivido durante más de tres décadas. Hoy, presenta su experiencia allí como un buen ejemplo de lo que podría hacer en la Casa Blanca. Su transformación del presupuesto estadual ocupa un lugar central -un déficit de u$s 3.000 millones cuando asumió con el que acabó dos años más tarde.
Dicen que en la campaña electoral prometió no subir los impuestos y se escudó en su curriculum como prueba de que iba a hacer lo correcto para la economía del estad - lo que está haciendo a nivel nacional ahora. Sin embargo, al asumir el cargo, cerró una serie de vacíos legales con el fin de aumentar los ingresos, algo que sus detractores describen como aumentos encubiertos de los impuestos. También recaudó dinero a través del incremento de las tarifas de los servicios estaduales, desde el matrimonio a las licencias de armas de fuego, y de un impuesto sobre las ventas para las compras en línea.
Las empresas se sintieron traicionadas por el cierre de los vacíos legales, mientras que los que se oponían a las tarifas más altas afirmaron que éstas afectaban desproporcionadamente a los pobres. Esto plantea interrogantes acerca de la profundidad real de los cambios que haría Romney si fuese presidente. Michael Widmer, director de la Fundación de Contribuyentes de Massachusetts, sostiene que Romney no puede llamar "reforma" a lo que hizo. "Fue un buen trabajo, pero no magia. Lo que hizo fue reducir el gasto y aumentar los ingresos", agregó Wildmer.
De hecho, muchos estaban decepcionados ante su fracaso para implementar cambios más radicales que podrían haber redundado en beneficios a largo plazo para un estado al que a veces denominan "Taxachusetts". La reducción de los impuestos podría haberle permitido a Massachusetts, junto con sus excelentes universidades, competir con otros estados por empleos calificados de manufactura, dijo Widmer. En cambio, el cierre de los vacíos legales "exacerbó nuestra desventaja competitiva", agregó el director.
Rehnert reconoció que su amigo no es "tan políticamente hábil como a algunos les gustaría", pero afirmó que demostró sus dotes de liderazgo en Utah. Algunos, sin embargo, dicen que la superposición de los negocios y la política es exagerada. "Creo que esto no lo va a preparar muy bien para ser presidente", comentó Brownstein, su colega en BCG y demócrata.
De cualquier manera, ¿cómo hará alguien bueno para los números y con la capacidad de tomar decisiones difíciles para lidiar con una base republicana enojada? Mark Mazo, un compañero de clase de Harvard, reconoció que Romney puede llegar a tener dificultades para manejar la frustración generalizada por la forma en que se ha manejado la economía.
"Mitt no es un hombre malhumorado. Es difícil motivar a la gente y hacerla emocionar cuando su principal cualidad es ser la persona más competente para el trabajo", afirmó Mazo.










