

Con un año de mandato cumplido, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, decidió modificar el funcionamiento de la maquinaria del Estado.
Los cambios, que buscan más eficiencia y un mejor desempeño, se fueron armando en los encuentros sectoriales realizados en los últimos días y en la reunión ministerial promovida el lunes.
El gobierno nacional tendrá, a partir de ahora, más reuniones temáticas con los diversos actores del Ejecutivo y de las empresas públicas, una Casa Civil (ministerio coordinador) más fuerte y una Junta Presupuestaria con firme actuación.
La idea es desarrollar la cultura de la performance, del desempeño y de la accountability. Es una lógica menos discursiva y más dedicada a la gestión, comentó una autoridad del Palacio do Planalto, para quién, a pesar de resultar una obviedad en la empresa privada, muchas veces esas cosas no se ven en el sector público. Los ministerios tienen que tener la capacidad de prestar cuentas de sus trabajos, agregó.
En 2011, la presidenta dividió al gobierno en cuatro grandes ejes: infraestructura, erradicación de la pobreza extrema, desarrollo económico, y derechos y ciudadanía. Pero en el Palacio do Planalto evalúan que ese modelo no funcionó como se esperaba.
Las inversiones en infraestructura, por ejemplo, no tuvieron lugar en el ritmo previsto. El gobierno estima que la segunda edición del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) invertirá R$ 955.000 millones entre 2011 y 2014, pero hasta septiembre del año pasado se habían ejecutado apenas R$ 143.600 millones. De ese total, R$ 13.200 millones salieron del Presupuesto General del Estado y R$ 41.400 millones de las empresas estatales.
En el área de erradicación de la miseria, el ministerio de Desarrollo Social superó la meta fijada para la implementación del programa Brasil Sin Miseria. Pero sobraron las críticas al accionar del ministerio de Desarrollo Agrario.
El eje del sector que promueve la ciudadanía es la relación con los movimientos sociales, que maneja el ministro Gilberto Carvalho (a cargo de la Secretaría General de la Presidencia), un área que recibió elogios del gobierno. Por otro lado, Dilma exigió a los integrantes del eje de desarrollo económico, nuevas medidas de incentivo a la industria y a las exportaciones, durante las reuniones para analizar el escenario económico para 2012 y políticas de crédito y financiamiento, que formaron parte de la maratón de encuentros sectoriales que promovió la presidenta la semana pasada.
También se realizaron reuniones sobre la organización de grandes eventos internacionales en Brasil, como el Mundial de Fútbol-2014, las Olimpíadas 2016 y la cumbre sobre desarrollo sustentable Rio+20, energía, seguridad pública, defensa nacional, educación y salud.
A Dilma le gustó el modelo, que promovió debates intensos entre ministros, presidentes de bancos públicos, de la Autoridad Pública Olímpica y otros organismos federales, actores convocados a participar apenas de las reuniones en que podrían contribuir directamente. La presidenta dio señales a sus subordinados de que pretende sistematizar la práctica, intensificarla y hacer nuevas rondas de esos encuentros temáticos cada tres meses. La idea es analizar los detalles de lo que se haga, verificar los datos incluidos en los sistemas de seguimiento de la Casa Civil, chequear si las metas fijadas previamente se cumplen y distribuir nuevas tareas para alcanzar los objetivos prioritarios definidos para 2012.
Las reuniones sectoriales y los encuentros de gabinete eliminan las situaciones en que un ministro le tira la responsabilidad a otro. El ministro tiene la oportunidad de hablar o callarse para siempre, explicó un interlocutor de la mandataria.
Según auxiliares de Dilma, esa actitud refleja que la presidenta conoce los desafíos de cada cartera, característica de quien está en el gobierno nacional desde hace nueve años y comandó la Casa Civil entre 2005 y 2010 durante la administración de Luiz Inácio Lula da Silva. Pero no fue la única medida que tuvo la influencia de la experiencia adquirida por Dilma en la Casa Civil.
Dilma también informó a los ministros que no se agregará al PAC ningún nuevo proyecto que antes no sea seleccionado por la Junta Presupuestaria.










