

La Confederación Nacional de Industria (CNI) de Brasil decidió aprovechar las señales que envió la presidenta Dilma Rousseff sobre el interés del gobierno en alterar la legislación laboral para intentar impulsar una agenda de modernización del sector.
La entidad enumeró 101 propuestas, iniciativas capaces de reducir los costos, la burocracia y los riegos enfrentados por el empresariado, además de aumentar la competitividad de la industria.
En una iniciativa inédita, bajo la óptica del sector productivo detalla las diversas irracionalidades de la actual legislación brasileña. Además de presentar las propuestas, la CNI indica las ganancias que generarán los cambios sugeridos y las medidas e instrumentos necesarios para llevarlos adelante.
La idea fue mejorar el conocimiento de la realidad y las posibilidades para perfeccionarla. Se buscó elaborar propuestas equilibrados y factibles. Nuestro objetivo es crear condiciones para el crecimiento sostenido y generar empleos de calidad, afirmó a Valor el presidente de la CNI, Robson Braga de Andrade. En ningún momento el documento 101 Propuestas para la Modernización Laboral defiende la reducción del salario y de los derechos del trabajador. Lo que se busca es la racionalidad en la legislación laboral para que ganen tanto las empresas como los empleados.
Para la CNI, la modernización laboral es fundamental para garantizar un mayor dinamismo a la industria. De acuerdo a la institución, la productividad del sector aumentó 0,9% entre 2006 y 2011. Por otro lado, el salario promedio en dólar y el costo unitario del trabajador subieron 51,5% y 52,8% en el mismo período, respectivamente.
Mientras la productividad creció apenas 3,7% entre 2000 y 2011, el salario promedio del trabajador calculado en dólar registró una apreciación de 103%, agregó la CNI.
Sin embargo, los empresarios consideran que el aumento de la productividad solo llegará con la innovación, que depende de la calificación del trabajador, y la reducción de los riesgos de que las medidas que estimulen los premios por mérito dentro de las empresas terminen cuestionadas en la justicia. Brasil precisa aumentar su productividad, resumió el gerente-ejecutivo de la Unidad de Relaciones del Trabajo de la CNI, Emerson Casali.
Datos compilados por la entidad también demuestran que la industria de productos elaborados está perdiendo espacio en la economía. En 1985, el sector correspondía a 35,8% del Producto Bruto Interno (PBI), según la CNI. Ese índice cayó a 14,6% en 2011. En el mismo período, la participación de la industria de productos elaborados en el mercado de trabajo pasó de cerca de 25% a 17%.
El mismo escenario se verificó en un análisis de comercio exterior nacional. En 1992, la industria manufacturera respondía por 64,5% de las exportaciones brasileñas. En 2011, esa proporción disminuyó a 36%. Por otro lado, el coeficiente e importación del sector creció de 14,1% observado en 1996 a 18,5% el año pasado. La expectativa de la CNI es que ese indicador, que representa el porcentaje del consumo interno atendido por los importados, superase el 20% en 2012.
En los últimos doce meses, la generación de empleos en la industria manufacturera cayó 90,2% en relación al mismo período anterior, a 24.851 vacantes. Todos los doce subsectores monitoreados por la CNI registraron una retracción. Es una pérdida de dinamismo clara. El empleo está muy relacionado con el crecimiento económico y la inversión, explicó Casali, para quien la concentración del empleo en grandes compañías demuestra que el Simples ayuda a las pequeñas empresas en el área tributaria, pero no en la laboral.
El objetivo de la CNI al formular el documento fue sugerir una forma de reducir los costos y los riesgos del empresariado. Las soluciones incluyen diversas instituciones, como los ministerios de Trabajo, Economía, Previsión Social, Desarrollo, además de los sindicatos, la Justicia del Trabajo y el Parlamento.










