Pasó casi una década, pero todavía lo recuerda como un caso del cual aprendió mucho. Aunque se pregunta si la compañía que lo aseguró también lo hizo. En 2002, plena crisis en la Argentina, Juan D. había tomado un seguro que le ofreció su productora, porque imaginaba que podía ocurrir: un seguro de desempleo. Si la empresa, que lo tenía como director, lo despedía, cobraba un seguro que le permitiría reacomodarse con mayor calma.
Y ocurrió: promediando mayo, recibió la noticia del despido. De inmediato notificó a su productora. Había que comunicar el siniestro a la compañía. Pero algo impensado ocurrió antes: cuando la productora fue a verificar la vigencia de la póliza, tuvo una noticia buena para su cliente, y otra, mala. La buena, era que justo a principio de mayo comenzaba a correr el período de vigencia de la póliza -contemplaba tres meses de gracia sin que hubiera siniestro. Pero la mala, barría con la buena: los débitos en la tarjeta de crédito no se habían concretado. ¿Problemas de saldo? Para nada. La empresa había omitido un dato en el formulario, el del código de seguridad del plástico. Así, la tarjeta rechazaba el pedido de débito cada mes que la aseguradora lo solicitaba.
Ese caso es común, tanto como los de quienes van a su seguro para notificar un siniestro y se encuentran que vienen pagando durante años por coberturas no necesarias y que no tienen bajo protección los bienes que perdieron en robos o accidentes.
De datos y bienes
Lo primero que todo asegurado se pregunta, es evidente: ¿qué debe incluirse en una póliza de bienes, por ejemplo, de una empresa?
El tema tiene dos aristas: la primera, orientada hacia los datos que son necesarios para llenar un formulario. Y por otro lado, qué bienes se deben incluir en los casos corporativos.
Pablo Curatella, subgerente de Seguros Generales de Mapfre Argentina, recomienda que toda póliza de bienes, tal como en el caso de una empresa, contenga los datos de filiación del tomador/asegurado, el detalle de la actividad de la empresa, la vigencia, la ubicación del riesgo, la prima, el premio, la advertencia al asegurado que tiene 30 días para reclamar diferencias entre su solicitud y la póliza, el detalle de las coberturas que se otorgan y las sumas aseguradas para cada una de las coberturas.
Diversas coberturas
Por otra parte, ¿qué puede poner bajo seguro una empresa? En una cobertura de bienes de empresas, deben distinguirse dos mundos: primero, el de los riesgos llamados técnicamente ordinarios, donde no hay fabricación ni procesos y segundo, el de los riesgos industriales, según la descripción de El Comercio Seguros.
Los primeros, Riesgos Ordinarios, abarcan a la mayoría de las pymes, no deben omitirse las coberturas de incendio -tanto de edificios como contenidos- con los comunes adicionales relacionados con los cambios climáticos, como huracán, vendaval, ciclón, tornado, granizo y dependiendo de la provincia, terremoto, asegura Patricia Manolitsis, gerente de Suscripción de la compañía. Existen diversas coberturas adicionales atadas a un posible siniestro de Incendio como pérdida de beneficios, remoción de escombros, gastos extras, derrumbe, reconstrucción de archivos y documentación, entre otras", acota la ejecutiva.
En los riesgos industriales, existen productos del tipo todo riesgo operativo donde se ampara cualquier siniestro súbito e imprevisto que no esté expresamente excluido tanto a edificios, mercaderías, maquinarias y materias primas. Suelen diseñarse a medida de la actividad industrial desarrollada y requieren de asesoramiento específico.
A esta cobertura puede adicionarse una Responsabilidad Civil Operaciones, la cual puede incluir desde los más simples reclamos hasta reclamaciones por producto en sí mismo, señala Manolitsis.
La experiencia puede variar, según el tipo de empresa, y el sector donde desempeñe sus negocios, pero dentro de los seguros para empresas, hay generalidades en las que muchas aseguradoras coinciden.
Tanto en negocios medianos a grandes como en pymes, los expertos recomiendan incluir la apertura de valores asegurados entre los bienes de uso o de capital -como máquinas-, y los bienes de cambio. Indicar valores por locales o sectores, puede ser favorable a la hora de solicitar cotización a la aseguradora. Otros conceptos que son recomendables revelar son las actividades y procesos (bases de valuación de bienes), como valor de mercado; de reconstrucción/ reposición; o de valor tasado o convenido. También indicar si hay bienes de terceros, y de qué tipo, sostienen José A. Nanni, gerente Comercial de San Cristóbal Seguros Generales.
Tanto en términos técnicos como conceptuales, los errores y omisiones que comenten la mayoría de los asegurados pasa por la falta de actualización de los cambios patrimoniales al productor del seguro. Estos pueden implicar: No informar cambios en los bienes o agravaciones, pueden implicar reticencia y rechazo de un siniestro, asevera Nanni, de San Cristóbal Seguros Generales. Fijar incorrectamente la suma asegurada puede representar en exceso, pagar primas de más, y en defecto, afectar el cálculo de daños parciales, agrega.
También es común encontrar casos donde los cambios de stock no son informados, y de esa manera el seguro contratado no cubre los activos de una empresa, y en caso de siniestro, la desazón será notable si la compañía tuvo meses de crecimiento.
Errores y omisiones
En general, los asegurados suelen omitir informar a sus productores asesores de seguros aumentos de stock, aumentos de suma asegurada por inflación o inclusión de maquinaria nueva. Esto puede ocasionar una pérdida económica en caso de siniestro que podría evitarse, manifiesta Manolitsis, de El Comercio Seguros.
Pero los errores también se pueden cometer al revés: tomar coberturas innecesarias, que encarecen el producto y generan una sensación de protección que, en muchos casos, omite algunas áreas o cambios de patrimonio.
Es muy común encontrar coberturas inecesarias por falta de un buen análisis previo de riesgos de la empresa, que encarece el seguro sin brindar una protección real, y errores en la valuación de bienes que producen insuficiencia de cobertura al momento del siniestro, señala Roberto Pradier, gerente de Suscripción y Reaseguros de Zurich.
No indicar con precisión las cláusulas especiales, y no ser claro en la redacción de lo que se incluye en las condiciones particulares, son algunos de los errores que también señala Curatella, de Mapfre Argentina.
Marcelo Rodríguez, presidente de RiskGroup Argentina, emite un consejo para las empresas que aseguran sus activos: fidelizar al asesor. Involucre a su broker asesor y a su compañía de seguros en un proceso de mejora continua, que permita reducir sus costos en el corto plazo y perfilar los riesgos de la empresa para competir competitivamente cuando la crisis cese. Como su empresa aprecia los buenos clientes, las aseguradoras valoran la continuidad de sus asegurados, declara Rodríguez.
Otro aspecto a recordar, es notificar los cambios en la empresa. Y no sólo de stock. A modo de ejemplo, podemos mencionar cambios en los procesos productivos o de comercialización, agravamientos del riesgo como pueden ser los sistemas de protección que se encuentren temporalmente fuera de servicio, incorporación o venta de activos, entre otros, expresa Pradier, de Zurich.
Tanto la cercanía del productor como el seguimiento de cerca de las condiciones de un seguro son cuestiones centrales para hacer que la póliza no sólo tenga vigencia, sino también utilidad a la hora de tener que recurrir a ella.