El Gobierno español ha conseguido un pacto clave con la OTAN para asegurar su respaldo a la declaración final de la cumbre aliada que comienza este martes en La Haya.
La fórmula consensuada permite mantener el objetivo general del 5% del PIBdestinado a Defensa, pero abre la puerta a una interpretación flexible que concede a España margen para fijar su propio porcentaje.
Este acuerdo fue el resultado de intensas negociaciones entre La Moncloa y la Secretaría General de la OTAN, lideradas por el nuevo secretario general, Mark Rutte, quien respondió por carta al presidente Pedro Sánchez confirmando la validez del nuevo enfoque.
España no se compromete con un porcentaje fijo, pero sí con el cumplimiento de los Objetivos de Capacidades acordados para el periodo 2026-2029.
¿Qué implica el acuerdo para España dentro de la OTAN?
El entendimiento entre el Gobierno español y la OTAN introduce una cláusula de flexibilidad que disocia el cumplimiento de los objetivos estratégicos del gasto militar exacto.
España podrá presentar sus propios planes anuales de financiación en materia de defensa, sin quedar atada al umbral del 5% del PIB.
En la carta remitida a Pedro Sánchez, el secretario general de la OTAN reconoce que el país podrá alcanzar los compromisos militares con una inversión estimada del 2,1% del PIB. Esa cifra resulta suficiente, según la evaluación técnica, para satisfacer las exigencias operativas en capacidades militares durante los próximos cuatro años.
De esta manera, España evita tanto una ruptura diplomática como un aumento desproporcionado en el gasto, preservando su autonomía presupuestaria y su alineación con la alianza atlántica. El texto final de la cumbre ya no habla de un compromiso universal, sino de países aliados sin especificar, dejando margen a interpretaciones nacionales.
¿Qué rol jugó la presión internacional en la negociación?
La presión de Estados Unidos, especialmente tras las declaraciones del presidente Donald Trump, marcó buena parte del proceso. Trump había criticado duramente la contribución española a la defensa común, al señalar que España era "famosa por su poca aportación" y debía "pagar lo mismo que todo el mundo".
A pesar de esas acusaciones, la postura española se mantuvo firme. Desde La Moncloa señalaron que cumplir con los Objetivos de Capacidad no requiere un aumento tan pronunciado en el gasto. El Gobierno reiteró que, si bien hay voluntad de compromiso, no puede hipotecar su presupuesto con cifras impuestas sin justificación técnica.
El acuerdo se cerró el sábado por la noche, tras superar el plazo reglamentario de silencio positivo. Con la adhesión española garantizada, la OTAN consiguió aprobar la declaración final sin objeciones y despejar así cualquier amenaza de desacuerdo en la cumbre. Sánchez informará públicamente del pacto en una comparecencia oficial.