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El festival de Eurovisión siempre ha sido un escenario en el que la música se combina con gestos políticos, sociales y culturales. Aunque busca la unión de los pueblos europeos a través de la canción, la realidad demuestra que las tensiones internacionales suelen irrumpir en el certamen con fuerza.

En esta ocasión, la guerra en Gaza ha terminado por cruzar las fronteras del concurso. España anunció que no participará en la edición de 2026 si Israel sigue formando parte del evento, una decisión que marca un precedente en la política cultural y que refleja cómo los conflictos internacionales se filtran en todos los ámbitos, incluso en la música.

RTVE toma la decisión histórica de retirarse

El Consejo de Administración de RTVE acordó por mayoría absoluta retirar la delegación española en caso de que Israel esté en la lista de países competidores. La decisión fue adoptada con "diez votos a favor, cuatro en contra y una abstención", según informó la corporación pública.

Este movimiento convierte a España en el quinto país en sumarse a esta postura, tras Irlanda, Eslovenia, Islandia y Países Bajos.

La medida tiene un carácter singular, ya que España es el único miembro del Big Five -junto con Francia, Alemania, Italia y Reino Unido- que por el momento se atreve a romper con la Unión Europea de Radiodifusión.

El presidente de RTVE, José Pablo López, defendió la propuesta en línea con lo planteado previamente por el Gobierno central, que ya había cuestionado la presencia de Israel en competiciones culturales y deportivas.

El propio presidente Pedro Sánchez reiteró que, mientras no cese la violencia, "ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más".

Apoyos y críticas de la decisión de RTVE

La decisión ha generado un intenso debate en el Congreso. Desde el Ejecutivo, la vicepresidenta Yolanda Díaz la calificó de "decisión valiente que conecta con el sentir mayoritario de nuestra ciudadanía" y advirtió que España "no puede ser cómplice de un genocidio".

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, respaldó también el paso dado por RTVE: "Debemos hacer todo lo posible para que Israel no participe en eventos como Eurovisión para blanquear su imagen".

En la oposición, sin embargo, el tono ha sido radicalmente distinto. La portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, acusó al Gobierno de "tacticismo e hipocresía" y lanzó una pregunta directa: "¿Por qué Eurovisión sí y los mundiales de atletismo no?" en alusión a la actual competición que se celebra en Japón con presencia de atletas israelíes.

Desde Vox, la diputada María García Fuster tachó la medida de "cortina de humo para que no se hable de la corrupción del presidente del Gobierno". El partido sostiene que la polémica busca desviar la atención mediática de otros problemas internos.

Una tradición interrumpida y un futuro incierto

La retirada supondría romper con una presencia ininterrumpida de España en Eurovisión desde 1961, año en que debutó con Conchita Bautista y la canción "Estando contigo". En más de seis décadas, España ha competido en 64 ediciones, incluidas las victorias históricas de Massiel en 1968 y Salomé en 1969.

Mientras tanto, Israel participa desde 1973 y se ha convertido en un competidor habitual de gran peso. En las dos últimas ediciones, el país logró quedar entre los cinco primeros puestos, siendo además el más votado por el público.

La controversia deja en el aire el impacto que esta medida tendrá en la Unión Europea de Radiodifusión y en el propio festival. Al tratarse de un país del Big Five, la ausencia española no solo es simbólica, sino también económica.