

- Un Ejecutivo que admite fallos y activa una ofensiva política
- ¿Junts busca demostrar que controla el ritmo de la legislatura?
- ¿El PP acelera la ofensiva para forzar un adelanto electoral?
- ¿Sumar emerge como el sostén más estable del bloque progresista?
- ¿El debate territorial complica aún más el escenario político?
En una semana marcada por maniobras, reproches y un clima politico cada vez más áspero, el Gobierno español intenta recomponer su relación con Junts tras la ruptura anunciada a fines de octubre.
La operación se juega en varios frentes: desde los gestos de autocrítica de Pedro Sánchez hasta las presiones directas de Junts, que sostiene que nada ha cambiado, mientras el PP despliega ataques frontales para exigir elecciones anticipadas.
Al mismo tiempo, Sumar intenta sostener la estabilidad del bloque progresista con un mensaje de continuidad. El tablero avanza sin certidumbres y cada declaración refleja un escenario de máxima fragilidad parlamentaria.
Un Ejecutivo que admite fallos y activa una ofensiva política
El ministro de Transportes, Óscar Puente, expresó su deseo de un nuevo acercamiento con Junts, una postura que acompañó la ministra de Ciencia, Diana Morant.

Ambas voces remarcaron la voluntad del Gobierno de “reconstruir el puente roto” con la formación independentista y preservar una mayoría que, según el PSOE, permitió avances clave en la legislatura.
La aprobación del decreto ley para flexibilizar inversiones locales buscó precisamente enviar una señal de cumplimiento, aunque la respuesta de Junts mostró que la estrategia no obtuvo resultados inmediatos.
La vicepresidenta María Jesús Montero añadió un mensaje más directo al admitir que el Gobierno no actuó con la diligencia necesaria.
Defendió el giro de Sánchez como un paso para recuperar la confianza perdida y aseguró que el Ejecutivo cumplirá los compromisos en las próximas semanas.
Recordó que la gobernabilidad depende de acuerdos políticos complejos, desde la ampliación del uso de lenguas cooficiales en Europa hasta la elaboración del proyecto presupuestario, que todavía demanda consensos delicados.
¿Junts busca demostrar que controla el ritmo de la legislatura?
La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, dejó claro este miércoles que nada cambió después de los anuncios de Sánchez. Afirmó que la formación se mantiene “exactamente en el mismo lugar” y que el PSOE debe tomar decisiones para corregir los incumplimientos que atribuyen a La Moncloa.

Según Nogueras, el Gobierno provocó el bloqueo de la legislatura al no cumplir lo pactado. El mensaje independentista insistió en que no se trata de un malentendido político ni de tiempos legislativos, sino de compromisos firmes que no se ejecutaron.
Nogueras señaló incluso que los socialistas buscan instalar la idea de un avance cuando, para ellos, la situación sigue paralizada. La aprobación del decreto no fue suficiente para satisfacer sus demandas y la presión continúa sobre Sánchez.
La estrategia del partido de Carles Puigdemont apunta a reforzar su rol como árbitro central de la legislatura. Junts sostiene su legitimidad ante su electorado y envía un mensaje a La Moncloa: el apoyo no se recupera con gestos parciales, sino con hechos verificables y un cambio estructural en la relación política.
¿El PP acelera la ofensiva para forzar un adelanto electoral?
La reacción del PP fue determinante. Alberto Núñez Feijóo aseguró que Sánchez “ha perdido la dignidad” y “la credibilidad” tras admitir los incumplimientos con Junts.
Desde Toledo, acusó al presidente del Gobierno de entrar en contradicciones permanentes, suplicar ahora el apoyo que antes daba por garantizado y protagonizar lo que calificó como una “comedia política”.

Feijóo reiteró que la salida a este escenario pasa por convocar elecciones generales. Según su análisis, Sánchez gobierna sin control parlamentario y con un desgaste que impide sostener la legislatura.
La crítica también apuntó al interior del PSOE, donde el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, expresó desconfianza hacia Junts.
El líder del PP valoró esas palabras como “sensatas”, aunque remarcó que no se traducen en acciones dentro del partido. En esta fase, la oposición aprovecha la fragilidad del Gobierno para instalar la idea de colapso institucional.
Feijóo insiste en que la relación entre Sánchez y Junts se convirtió en un laberinto político que compromete la estabilidad del país y que solo puede resolverse con las urnas.
¿Sumar emerge como el sostén más estable del bloque progresista?
En contraste con los mensajes cruzados entre el Gobierno, Junts y el PP, Sumar adoptó un tono más constructivo. Ernest Urtasun aseguró que existe “margen de acuerdo” y celebró el gesto de Sánchez como un “ejercicio de honestidad”.
Reconoció diferencias con Junts, sobre todo en materia tributaria, pero insistió en que la legislatura todavía ofrece espacio para acuerdos sustanciales.
El portavoz de Sumar defendió la necesidad de mantener un diálogo permanente con Junts y otras fuerzas parlamentarias. Sostuvo que la coalición progresista debe proteger la agenda social impulsada este año y que la ruptura declarada por los independentistas no constituye un cierre definitivo.
Afirmó que la voluntad de negociación sigue intacta y que Sumar valora positivamente la rectificación de La Moncloa. El mensaje de Urtasun busca reforzar la idea de continuidad política.
A pesar de las tensiones, Sumar se posiciona como un actor que intenta evitar la quiebra del bloque y preservar la estabilidad institucional en un escenario volátil.
¿El debate territorial complica aún más el escenario político?
María Jesús Montero introdujo un elemento de fondo que atraviesa la discusión con Junts: la financiación autonómica. Explicó que el Gobierno presentará un modelo completo, al no encontrar consenso parcial con el PP, y acusó a la oposición de no ofrecer una posición unificada.

Señaló que la ausencia de un liderazgo claro en Feijóo dificulta cualquier acuerdo en un asunto clave para las comunidades autónomas.
Montero mencionó además que el Ejecutivo trabaja en nuevas balanzas fiscales que respondan a metodologías actuales del ámbito académico. Aunque este debate no constituye el origen directo de la ruptura con Junts, sí amplía el margen de conflicto territorial entre el Gobierno, la oposición y las distintas comunidades, Cataluña incluida.
Este eje confirma que la tensión no se limita a lo parlamentario. El modelo de financiación, la relación con los entes locales y la agenda territorial alimentan una discusión más amplia sobre el equilibrio político que deberá enfrentar el Gobierno en las próximas semanas.









