La idea de jubilarse sin haber trabajado puede parecer inverosímil, pero en algunos países europeos es una realidad avalada por el propio Estado. En Francia, ciertos ciudadanos mayores reciben hasta 1605 euros mensuales sin haber realizado aportes previos al sistema.
Esta posibilidad se concreta gracias a la Asignación de Solidaridad para las Personas Mayores (Aspa), una ayuda económica destinada a quienes no cuentan con recursos suficientes en la vejez.
Este modelo, aunque excepcional, contrasta fuertemente con lo que sucede en otros países como España, donde las pensiones no contributivas existen, pero con montos mucho más reducidos.
La diferencia de criterios evidencia cómo distintas políticas públicas abordan el mismo problema: garantizar una vida digna en la etapa posterior al retiro laboral.
¿Cómo funciona la Asignación de Solidaridad para las Personas Mayores (Aspa)?
La Aspa es una prestación financiada por el Estado francés que busca asegurar un mínimovital a los adultos mayores que no reúnen los requisitos para una pensión tradicional.
No exige haber trabajado previamente, pero sí establece condiciones relacionadas con la edad, la residencia legal y los ingresos anuales. En 2025, el monto mensual puede llegar hasta los 1605,73 euros en el caso de una pareja.
Para acceder a este beneficio es necesario vivir al menos nueve meses al año en Francia, tener más de 65 años (o 62 en caso de discapacidad reconocida) y no superar un límite de ingresos que se ajusta según la composición del hogar. El sistema actúa como una herramienta de cohesión social que busca evitar situaciones de pobreza en la vejez.
¿Qué alternativas existen en España para quienes no han cotizado?
España contempla las pensiones no contributivas como un mecanismo para asistir a las personas que no han cotizado lo suficiente o nunca lo han hecho.
Se otorgan a mayores de 65 años o a personas con discapacidad que no superan un umbral determinado de ingresos. En 2025, el monto varía entre los 141,18 y los 564,70 euros mensuales, según la situación personal del beneficiario.
Estas pensiones tienen un enfoque asistencial y dependen de la evaluación económica del solicitante y su grupo familiar. Aunque cumplen una función social, su cobertura económica resulta limitada frente al costo de vida actual.
A diferencia del modelo francés, el sistema español impone más restricciones y ofrece una menorcuantía, lo que deja en evidencia un abordaje más austero frente a la protección de los adultos mayores sin aportes.