El Vaticano ha compartido en su blog oficial este miércoles, 16 de abril de 2025 una prédica dirigida a todos los cristianos con un llamado a reflexionar sobre la palabra de Dios.
Además, han publicado la interpretación que el titular de la Santa Sede, Jorge Mario Bergoglio, realiza de estos versículos bíblicos. En ella, el Papa Francisco reflexiona sobre la traición de Judas Iscariote y advierte sobre la tentación de traicionar principios por intereses personales, instando a la autoexaminación.
La prédica del papa Francisco para este miércoles
En su reciente homilía, el Papa Francisco reflexionó sobre el Miércoles Santo, conocido como el "miércoles de la traición", destacando la traición de Judas Iscariote. El pontífice subrayó que "el diablo entró en Judas", lo que lo llevó a traicionar a Jesús. Francisco advirtió que "el diablo es un mal pagador" que promete mucho, pero al final deja a las personas en la desesperación.
El Papa también instó a la congregación a reflexionar sobre los "tantos Judas institucionalizados en este mundo" que explotan a los demás. Esta reflexión se extiende a la vida cotidiana, donde cada individuo enfrenta la tentación de traicionar sus principios por intereses personales. "Cada uno de nosotros tiene la capacidad de traicionar, de vender, de elegir por el propio interés", afirmó Francisco.
Finalmente, el Papa planteó una pregunta provocadora: "Tú, Judas, el pequeño Judas que tengo dentro: ¿dónde estás?". Con esta interrogante, Francisco invita a cada persona a examinar su propia vida y decisiones, recordando que todos enfrentamos la lucha entre la lealtad y el interés personal.
La lectura de la Biblia para este miércoles
Lectura del libro de Isaías 50, 4-9
En aquel entonces, dijo Isaías: "El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?''.