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La reina Sofía vive momentos de enorme tristeza. La enfermedad de su hermana Irene de Grecia se ha convertido en su mayor preocupación. Aunque la Casa Real mantiene silencio, varias fuentes y medios coinciden en que padece Alzhéimer en una fase muy avanzada.

Para la emérita, Irene no es solo su hermana, sino también su compañera inseparable en la vida diaria. Sofía sabe que no existe cura posible y que solo puede acompañarla en estos momentos difíciles. Esta situación la mantiene emocionalmente devastada y con un profundo sentimiento de soledad.

Tensiones familiares entre Felipe, Elena y Cristina

El dolor de Sofía se ve agravado por el distanciamiento entre sus tres hijos. La relación entre Felipe VI, la infanta Elena y la infanta Cristina atraviesa uno de sus peores momentos. Las reuniones familiares son escasas y las discusiones frecuentes, lo que deja a la reina emérita atrapada en un clima hostil.

El motivo principal de estas diferencias sigue siendo Juan Carlos I. Mientras que Elena y Cristina insisten en que su padre regrese a España tras casi cinco años de exilio en Abu Dabi, Felipe mantiene su veto con el objetivo de proteger la imagen de la monarquía y, especialmente, el futuro de la princesa Leonor.

Las infantas presionan sin descanso. Consideran que su padre merece pasar sus últimos años en su país y que ya ha cumplido suficiente castigo lejos de su tierra.

La tensión se agudiza por la negativa del Rey a permitir la publicación de las memorias de Juan Carlos o cualquier proyecto audiovisual sobre su vida.

Sofía prepara su última batalla familiar

En medio de este escenario, la reina Sofía no quiere resignarse. A pesar de sentirse cansada y desgastada, ha decidido dar un paso al frente. Su plan, según medios allegados a la familia real, es claro: reunir a Felipe, Elena y Cristina en una misma mesa con el objetivo de limar asperezas y alcanzar una tregua que devuelva cierta unidad a la familia real.

Antes de ese encuentro, la emérita planea hablar por separado con cada uno de sus hijos. Primero intentará convencer a Felipe de flexibilizar su postura. Luego se dirigirá a las infantas para que moderen sus críticas.

La reina sabe que el tiempo juega en su contra. La salud de Irene empeora día a día y la distancia entre sus hijos se ensancha. Aun así, su más profundo deseo es dejar atrás las disputas y que sus descendientes puedan afrontar unidos el futuro de la monarquía española.