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Camioneros marroquíes se quejan de que son multados en España cuando dirigen a Europa, debido a que sus vehículos superan el límite de combustible permitido de 200 litros. Los hechos se han producido principalmente en el puerto de Algeciras, con sanciones de entre 300 y 400 euros o más, pagaderas de inmediato.

El conflicto nace de un acuerdo bilateral entre Marruecos y España que sigue vigente desde principios de los años 90. Según Hespress, "las autoridades españolas en los principales puertos del país aplican periódicamente los términos de un acuerdo conjunto con Marruecos que data de principios de los años 90 y que especifica la cantidad de combustible que pueden transportar los camiones marroquíes".

Fuente: EFERAQUEL MANZANARES

Los transportistas denuncian que llenar sus depósitos por encima de los 200 litros se considera "contrabando de carburante", algo que los profesionales marroquíes interpretan como un intento de incentivar el consumo en estaciones de servicio dentro de España.

Normativa europea y controles de la Guardia Civil

En 1990, las autoridades europeas impulsaron una normativa para evitar el contrabando de combustible en la frontera. El máximo permitido para cada camión y remolque quedó establecido en 200 litros. El problema actual es que esta restricción, aunque comunitaria, se aplica con mayor rigor en España.

Tal y como explican transportistas de Marruecos y empresas afectadas, "desde hace una temporada el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Guardia Civil está parando y comprobando el volumen de carburante que hay en los depósitos de los camiones". El resultado son sanciones que oscilan "de los 200 a los 900 euros en función del volumen de litros que cargan en sus depósitos".

El litro de gasóleo en España roza los 1,50 euros, mientras que en Marruecos cuesta un euro. De ahí que la diferencia pueda representar un ahorro de más de 1000 euros por trayecto, lo que explica la presión de las autoridades para frenar este tipo de prácticas.

Impacto económico y tensiones comerciales

El volumen del problema no es menor. Más de 110.000 camiones cruzan cada año desde Marruecos hacia España, lo que multiplica el impacto económico de esta medida. Para el sector español, se trata de "un fraude en toda regla", pues supone un perjuicio en impuestos y un caso de competencia desleal frente a los transportistas locales.

Por su parte, los profesionales marroquíes insisten en abastecerse en estaciones nacionales para no gastar sus reservas de divisas en el país ibérico. "La continua aplicación por parte de las autoridades españolas de los términos de un acuerdo conjunto firmado hace más de treinta años preocupa a los profesionales y empresarios marroquíes, ya que violarlo, de una forma u otra, podría costarles miles de dirhams", advierten.

El Gobierno de Marruecos ha respondido endureciendo la entrada de camiones españoles, que ahora deben presentar más documentación y enfrentan mayores retrasos en la aduana. Esto ha generado un problema logístico de difícil solución, que se suma a otros roces comerciales entre ambos países.

Licencias de conducir y acusaciones de competencia desleal

Otro punto conflictivo es la operación de camioneros marroquíes en España. Desde 2004 existe un acuerdo que permite la convalidación parcial de permisos de conducir.

Sin embargo, desde 2024 la prueba obligatoria es solo práctica. "No, no estamos regalando carnés de camioneros a marroquíes", aseguraron desde la DGT, aclarando que los conductores deben pasar un examen en carretera abierta y obtener el Certificado de Aptitud Profesional (CAP).

Las críticas no tardaron en llegar desde asociaciones españolas, que denuncian que "sus camiones no tienen límite de velocidad" y que "la Guardia Civil hace la vista gorda". Además, se apunta a la ausencia de tacógrafos, aunque la normativa obliga a los transportistas a demostrar descansos de al menos 9 horas en las 24 horas previas a cruzar la frontera.

El trasfondo de estas quejas refleja una competencia cada vez más dura en el transporte internacional, en la que España se sitúa como principal punto de fricción con Marruecos.