

La irrupción del sistema de microondas Hurricane, exhibido por Pekín, ha encendido las alarmas en Washington. Este avance coloca a China en la primera línea de la carrera tecnológica en materia de armamento no convencional, un terreno que se vincula directamente con la defensa frente a la proliferación de drones en escenarios de guerra actuales.
La respuesta estadounidense no tardó en llegar. El Pentágono aceleró contratos millonarios y pruebas con sistemas capaces de frenar ataques masivos de aeronaves no tripuladas.

El último capítulo de esta competencia se vivió en Indiana, donde el contratista Epirus presentó ante altos mandos militares el sistema Leonidas, diseñado para desactivar enjambres enteros en cuestión de segundos.
La urgencia de este desarrollo se entiende al observar el contexto internacional. En Ucrania, los drones son ya un recurso cotidiano tanto para ofensivas como para la defensa en trincheras. En Oriente Medio, hutíes e Irán han utilizado estas aeronaves para atacar buques y bases estadounidenses.
Leonidas: un arma de microondas para frenar enjambres
La demostración en el campamento Atterbury fue decisiva. Durante dos horas, los representantes del Ejército y de países aliados observaron cómo la compañía Epirus activaba su arma de microondas. El resultado fue contundente: "consiguió derribar de forma simultánea 49 drones", según informó la empresa.
Andy Lowery, consejero delegado de Epirus, explicó a Axios que su propuesta trasciende el ámbito militar: "no se limita al uso en conflictos armados y también tendría aplicación en puertos, aeropuertos y estadios".
El diseño del Leonidas recuerda a una gran estructura metálica del tamaño de una puerta de garaje, montada sobre un remolque. Su secreto reside en decenas de amplificadores de nitruro de galio capaces de soportar altas tensiones y temperaturas extremas.
Un software dirige las ondas en milisegundos hacia un blanco específico o en un arco de 60 grados, generando un abanico de defensa imposible de esquivar para los drones.
El avance del Hurricane y la reacción del Pentágono
El desarrollo chino del Hurricane marcó un punto de inflexión. Tal como reconoció la propia Epirus, "el avance del sistema Hurricane en Pekín empujó al Pentágono a invertir con urgencia en proyectos que buscan frenar enjambres de drones".
En paralelo, el ingeniero Tyler Miller relató a MIT Tech Review una de las claves del sistema: "a veces, si giramos el dron 90 grados, es otro motor el que se apaga primero". Esa capacidad de penetrar en los circuitos demuestra la precisión con la que estas armas pueden desactivar dispositivos electrónicos en pleno vuelo.
El Ejército de Estados Unidos cerró en 2023 un contrato inicial con Epirus por 66 millones de dólares, ampliado después con otros 17 millones. Además, la Marina desarrolla su propio prototipo, el ExDECS, probado en Virginia, donde consiguió neutralizar motores fueraborda de embarcaciones no tripuladas similares a las que los hutíes lanzan en el mar Rojo.
Una carrera con ambición global
La gran ventaja del Leonidas es su resistencia frente al desgaste. Mientras tenga suministro eléctrico, puede seguir lanzando ondas sin agotarse como una batería de misiles. Lowery lo resumió con una metáfora que apunta al imaginario clásico: "los drones son como Ícaro, con sus alas de cera... construimos un fundidor de alas de cera espectacular" .
Epirus ya trabaja en versiones compactas del Leonidas para vehículos blindados y drones de gran tamaño, además de instalaciones fijas para proteger ciudades enteras. Esa evolución muestra que Estados Unidos no solo busca una herramienta militar, sino un sistema adaptable a diferentes escenarios de seguridad global.
La carrera tecnológica entre Washington y Pekín se encuentra en un punto decisivo. El despliegue del Hurricane y la demostración del Leonidas reflejan cómo las armas de microondas de alta potencia se han convertido en protagonistas de una nueva era de defensa, en la que la velocidad y la capacidad de neutralizar amenazas masivas serán determinantes para marcar supremacía.













