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Nos encontramos en una época marcada por profecías apocalípticas que permeabilizan el discurso público. Aunque muchas de estas afirmaciones carecen de un fundamento científico sólido, la evidencia sobre los efectos perjudiciales de la quema de combustibles fósiles es contundente, ya que esta actividad genera emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al aumento de las temperaturas en el planeta.

Este fenómeno es lo que la ONU define como cambio climático. Las repercusiones de este proceso son alarmantes, incluyendo "sequías intensas, escasez de agua, incendios devastadores, incremento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad", tal como lo enfatiza la organización.

Como consecuencia de este colapso ambiental, la población podría experimentar un impacto negativo en su salud, la capacidad para cultivar alimentos, la calidad de la vivienda, la seguridad y las oportunidades laborales.

¿Se acerca el fin del mundo cada día más?

Conforme a un estudio publicado en la revista académica World por el economista y profesor emérito de la Universidad de Columbia Británica, William Rees, se prevé que la población mundial alcanzará los 10.000 millones para el año 2058. Este fenómeno se describe como una "corrección de la población inminente", que podría resultar en la "mayor extinción desde la era de los dinosaurios".

"La humanidad está manifestando la dinámica típica de un ciclo singular de auge y declive poblacional - sostiene el estudio -. La economía global se verá inevitablemente afectada y la humanidad enfrentará una significativa 'corrección' demográfica en este siglo", enfatiza Rees.

Según Rees, el "estrés del planeta por la sobrepoblación" provoca un aumento en la temperatura global y "ciertos recursos, como la disponibilidad de combustibles fósiles, agua y alimentos se encuentran en riesgo".

El ecólogo y divulgador científico argumenta que esta situación podría conducir a una "drástica reducción de la población humana", que podría materializarse "a finales de este siglo, a través de conflictos bélicos, hambrunas o una combinación de factores adversos".

¿Existen alternativas para enfrentar el colapso ambiental?

La comunidad científica, respaldada por diversas organizaciones gubernamentales, advierte sobre los peligros y las consecuencias del calentamiento global.

Según lo señalado por Naciones Unidas, "la temperatura media de la Tierra ha aumentado 1,1 °C en comparación con finales del siglo XIX, antes de la revolución industrial y es más alta en términos absolutos que en los últimos 100.000 años".

Por lo tanto, es innegable la urgencia de implementar acciones inmediatas para prevenir catástrofes mayores. En este contexto, un "cambio de los sistemas energéticos basados en combustibles fósiles hacia energías renovables, como la solar o la eólica, contribuirá a la reducción de las emisiones que generan el cambio climático".

En efecto, "para evitar consecuencias climáticas catastróficas, es imperativo que, antes de 2050, reduzcamos en más de dos tercios la extracción de las reservas actuales confirmadas de combustibles fósiles", argumentan los expertos.