La presidenta Cristina Fernández no pudo resistirse al clamor de los militantes que colmaron la Casa Rosada, y tras tomarle juramento a los nuevos integrantes de su gabinete, salió al balcón del Patio de las Palmeras y pronunció un discurso en el que reivindicó como logro central de su gobierno la “soberanía económica”.
“Cuánto los extrañé por Dios....”, arrancó la Presidenta cuando todavía no se le habían secado las lágrimas que le provocó el saludo de los militantes K, que la recibieron con cánticos.
Enseguida, tomó la coincidencia de que hoy se celebra el “Día de la Soberanía” para revelar el contenido de una carta que recibió de una abogada rosarina mientras estaba convalesciente de su operación en la cabeza. La letrada le contaba que había ido a comprar una heladera y que, cuando exigió que el electrodoméstico fuera de “industria nacional”, el vendedor le advirtió: “Usted es de la Presidenta”.
Según Cristina, esa asociación entre ella y su gestión con la defensa de la industria nacional como una salvaguarda de la soberanía en general, le bastan y la dejan satisfecha como dato para ser recordada, dijo en un inusual tono de retrospección anticipada de sus años de Gobierno. En este mismo contexto, la jefa del Estado usó el mismo tono nostálgico para contar otra anécdota en la que alguien le auguró que iba ser recordada como “la Presidenta de la ciencia y la tecnología”.
“Vamos a profundizar el modelo”, señaló Cristina, pese a lo cual advirtió que “todas las ideas” eran bienvenidas aunque les exigió a sus autores que acompañen la propuesta con el modo en que puedan aplicarse.
Fernández de Kirchner aprovechó el contacto con el micrófono para anunciar una nueva baja de la medición oficial de desempleo, que quedó en un 6,8%, “la más baja de toda la serie histórica de los terceros trimestres”.
También reivindicó la nacionalización de YPF, lo que puso en la perspectiva de “recuperar la soberanía energética”, punto en el que advirtió que “nos vamos a asociar con quien tengamos que asociarnos, en las condiciones más favorables para el país, porque yo no tengo antiojeras”.
Así y con esa reivindicación del acuerdo con Chevrón, la Presidenta cerró la primera parte de su discurso, que sorpresivamente luego reanudó para reivindicar y disculparse del olvido de mencionar a “Aerolíneas Argentinas”, cuya estatización también elogió, al tiempo que defendió la gestión oficial en materia ferroviaria.