Con un fuerte llamado a la unidad y el diálogo, condenando la corrupción y advirtiendo que "no puede haber jueces militantes", Mauricio Macri asumió ayer la Presidencia de la Nación. Su discurso ante la Asamblea Legislativa fue breve y sobrio. Casi contenido. Momentos después, apareció el contraste, cuando tras recibir los atributos de mando en la Casa Rosada, salió al balcón a saludar a sus seguidores en Plaza de Mayo y bailó cumbia, acompañado por su mujer, Juliana Awada, y la vicepresidenta Gabriela Michetti.
"Termina una época", aseguró el Presidente al comenzar su discurso en el Congreso, adonde fue notoria la ausencia de varias figuras kirchneristas, comenzando por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La ceremonia contrastó con las últimas Asambleas Legislativas: no hubo banderas, cantos ni papelitos en el recinto. Sólo una veintena de aplausos interrumpió el discurso de asunción. "Puede sonar increíble después de tantos años de enfrentamientos inútiles. El país tiene ciudadanos que piensan de diferente manera pero no está dividido", agregó Macri.
Con pocos anuncios específicos, el Presidente fijó los tres lineamientos de su gestión: pobreza cero, derrotar al narcotráfico y unir a la Argentina. "Vamos a cuidar a todos, el Estado va a estar adonde sea necesario, en especial con los que menos tienen", prometió.
Con un ligero cambio en la fórmula que establece el artículo 93 de la Constitución, Macri juró cumplir su cargo "con lealtad y honestidad (en vez de patriotismo), y en esa línea, durante su discurso aseguró que será "implacable" con la corrupción. El texto, que el Presidente leyó en poco más de 20 minutos, fue escrito por él y un equipo que incluyó al jefe de Gabinete, Marcos Peña, y al escritor y filósofo, Alejandro Rozitchner.
En ese mensaje hubo párrafos especiales para el Poder Judicial, algunos cuyos máximos representantes estuvieron presentes en la jura: los cortesanos Ricardo Lorenzetti, Elena Highton y Juan Carlos Maqueda. Ante ellos, Macri expresó su "total apoyo a la justicia independiente", a la que definió como "un baluarte de la democracia en estos años", y advirtió: "No habrá jueces macristas. A quienes quieran serlo les decimos claramente que no serán bienvenidos si quieren ser instrumentos nuestros".Y prometió "acompañar a la Justicia en un proceso para que se limpie de los vicios de la política" y avisó: "No puede haber jueces militantes de ningún partido".
Además, ante los varios presidentes de la región que viajaron a participar de su jura y a quienes luego saludó especialmente en la Cancillería, tuvo un brevísimo párrafo destinado a la política exterior, en el que destacó que su gobierno cree "en la unidad y cooperación de América Latina y el mundo".
En el plano social, prometió "darle más prestigio a la vocación docente", "urbanizar las villas", "universalizar la acción social para que ningún chico quede desprotegido", "combatir el narcotráfico" y que "el desarrollo llegará a través de una inversión inteligente y expansiva". Y, en una línea que pareció dedicada a la intervención en el Indec, agregó: "Mentir sobre nuestra realidad nos ha hecho mucho daño".
Macri mencionó especialmente a cada uno de los rivales que tuvo en las elecciones del 25 de octubre, a quienes convocó a "aprender el arte del acuerdo". A ellos, Daniel Scioli, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Nicolás Del Caño y Adolfo Rodríguez Saá, los convocó hoy mismo a la Casa Rosada, para escuchar sus propuestas y acordar políticas de Estado.
Para el final, insistió con el llamado al diálogo y la unidad. "El país lo vamos a sacar adelante entre todos. La confrontación nos ha llevado por caminos errados. La pasión es buena pero muchas veces nos ha llevado a la violencia, a la incapacidad de razonar y a la falta de amor. En la pelea irracional no gana nadie, en el acuerdo ganamos todos", aseguró.
Y cerró con una arenga tibia. "Vamos Argentina. Vamos Argentina. Gracias", saludó. Afuera lo esperaba un nutrido grupo de simpatizantes para acompañar su recorrido por Avenida de Mayo hasta la Casa Rosada.