Los 47.000 millones de yuanes del segundo tramo del swap de monedas con China que se activó ayer servirán para dar un alivio inmediato en el refuerzo a las reservas. A principios de noviembre, además, utilizará una parte de ellos para cancelar un vencimiento de intereses con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Después de las elecciones presidenciales, asomaba un nuevo frente de inestabilidad cambiaria para el martes 31 de octubre y el miércoles 1 de noviembre. El primer día, el Gobierno deberá hacer un pago de 1975 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG), equivalentes a unos u$s 2600 millones, que en el equipo económico esperan honrar con la canasta de moneda propia del organismo. Según la consultora Geres, en la primera semana de octubre el Banco Central (BCRA) disponía de unos u$s 1847 millones en DEG, por el momento insuficientes para cancelar la totalidad del próximo vencimiento. Mientras tanto, al día siguiente operará el pago de intereses por el equivalente a unos 850 millones de dólares, para los que ahí sí se venderán yuanes para comprar DEG. En total, saldrán unos u$s 3450 millones en 15 días. La jugada que prepara Sergio Massa es igual que en junio y julio, cuando los Derechos Especiales de Giro que tenía guardados en el BCRA no alcanzaban para pagar la totalidad de los vencimientos y el Fondo Monetario Internacional demoraba los desembolsos, a la espera de una devaluación que llegó limitada el día después de las elecciones PASO. En agosto, incluso, el candidato a presidente consiguió que Qatar prestara sus DEG para pagar intereses y tomó deuda con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). El ministro de Economía había declarado entonces que el Fondo dejó de ser el prestamista de última instancia, para mojarle las orejas a los Estados Unidos, el principal accionista del organismo y cuyo gobierno no activó todos los resortes para ayudarlo en la negociación técnica con el director del Departamento para el Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés. Pero lo cierto es que el FMI acepta los pagos en cualquier moneda que integre la canasta de DEG, y el yuan es una de ellas. Para después de las elecciones se espera que se retomen las negociaciones con el staff técnico de la institución con sede en Washington, Estados Unidos. Si Unión por la Patria entra en el ballotage, las conversaciones podrían terminar después del 19 de noviembre; si no, el FMI continuará con el diálogo con los candidatos opositores y frenará el desembolso de u$s 2500 millones que está previsto para mediados del mes que viene. La deuda que tiene la Argentina con el Fondo Monetario persiste en el orden de los u$s 44.000 millones que tomó Mauricio Macri en 2018 y renegoció Alberto Fernández en 2022. Pero si se agregan los intereses y sobrecargos, los pasivos se estiran hasta más de u$s 54.000 millones hasta 2032. La tasa de interés de la entidad es de 4,1% anual en DEG, a los que se adicionan 100 puntos básicos de margen y 300 puntos de sobrecargos, con lo que el país tiene una carga de 8,1% anual de intereses en la actualidad. Recientemente, una declaración del subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales de Estados Unidos, Jay Shambaugh -segundo de Janet Yellen-, hizo ruido en Argentina, pues le pidió al FMI que dejara de financiar a los países que no adoptan medidas para mejorar su situación económica.