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La radiografía del mapa del hambre en la Argentina se extiende cada vez más. La denominada inseguridad alimentaria, que mide las dificultades para el acceso regular a alimentos, creció de manera alarmante en la última década, casi hasta duplicarse.
Según los últimos relevamientos del Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el 2010 la Argentina tenía un 6% de nivel de inseguridad alimentaria mientras que en 2021 se registró un 8,3%, aunque en 2020 hubo un pico del 8,7% de hogares con problemas alimentarios.
Estas cifras se concentran en los municipios del Conurbano bonaerense, en la ciudad de Buenos Aires y en grandes conglomerados urbanos del Norte Argentino (NOA).
Además, los datos de inseguridad alimentaria se cruzan con las cifras duras de reparto de la Tarjeta Alimentaria que ofrece el Gobierno y llega a 2,5 millones de personas. Este panorama traduce graves problemas de alimentación de vastos sectores de la pobreza en la Argentina.
Aunque también el dato duro de inseguridad alimentaria lo perciben las agrupaciones piqueteras, que en los más de 1500 comedores escolares distribuidos a lo largo del país vieron incrementada la demanda de alimentos en los últimos meses.

"El nivel de inseguridad alimentaria severa alcanza cerca del 9% de los hogares en 2020 llegando a su máximo nivel marcando un salto como consecuencia de los efectos de la pandemia. Para 2021 el porcentaje de hogares en condiciones de inseguridad alimentaria severa no siguió aumentando aunque no recuperó los niveles anteriores a 2020", explicó aEl Cronista el investigador de la UCA Juan Ignacio Bonfiglio.
La inseguridad alimentaria relevada por este centro de investigación social se define en función de los hogares en donde en los últimos 12 meses al menos uno de sus miembros debió reducir la porción de alimentos, y/o experimentó hambre por problemas económicos de manera moderada o severa.
Bonfiglio añadió que "los efectos de las políticas asistenciales como la Tarjeta Alimentar contribuyeron a que los niveles de inseguridad alimentaria severa a nivel de hogares no fueran aún mayores a partir de 2020".
EL IMPACTO MAYOR
El impacto mayor de situaciones de hambre o inseguridad alimentaria en los hogares se registró en mayor medida en el Conurbano Bonaerense superando al 10% desde 2020 en adelante. Allí se agravó este problema en los últimos años: mientras que en 2013 el 6,9% de los hogares del gran Buenos Aires revelaba inseguridad alimentaria, en 2021 ese porcentaje llegó al 12%. Desde hace 10 años que no se veían esas cifras.
En la ciudad de Buenos Aires los niveles de inseguridad alimentaria son preocupantes aunque menores que en el conurbano. Allí el informe de la UCA revela que hubo picos del 3,6% en 2020 y el año pasado se redujo al 1,1%
En tanto, en otras áreas metropolitanas evaluadas por este relevamiento sostiene que en 2011 había un 4,3% de inseguridad alimentaria y en 2021 llegó al 7,8%. Aunque el pico máximo detectado en esas zonas fue en 2020 con el 8,1% de hogares con inseguridad alimentaria.

Y en el resto urbano interior hubo un nivel de inseguridad alimentaria en 2021 del orden del 6% mientras que en 2020 esa cifra fue del 8,3% y del 7,5% en el 2019.
Los datos de la encuesta de la UCA abarca a una serie de grandes y medianos aglomerados urbanos: Área Metropolitana del Gran Buenos Aires Gran Córdoba, Gran Rosario, Gran Mendoza, Salta, Neuquén, Plottier - Cipolletti, Mar del Plata, Salta, Tucumán - Tafí Viejo, Paraná, Resistencia, San Juan, Zárate, La Rioja, Goya, San Rafael, Comodoro Rivadavia, Ushuaia y Río Grande.
El cruce de estos datos con los números del reparto de la Tarjeta Alimentar o los comedores escolares que tienen los movimientos sociales coincide en alertar la concentración de inseguridad alimentaria en el conurbano, la ciudad de Buenos Aires y grandes conglomerados del las provincias del Norte.
COMEDORES Y TARJETA ALIMENTAR
Según datos oficiales del ministerio de Desarrollo Social, en la provincia de Buenos Aires se concentra la mayor cantidad de hogares que reciben esta ayuda social (909.801 tarjetas). Le siguen Córdoba (182.455), Santa Fe (165.275), Tucumán (114.832), Salta (104.439), Mendoza (109.144), Misiones (101.083) y Chaco (101.345).
Cuando comenzó a implementarse este esquema de ayuda social a principios del 2020 el Gobierno destinó la Tarjeta Alimentar para 1,4 millones de beneficiarios y actualmente la perciben 2,4 millones. Es decir, que el incremento de la entrega de alimentos por medio de este sistema alerta sobre un problema grave de hambre en la Argentina que va en aumento.
Hasta marzo pasado el Estado nacional destinó 18.000 millones de pesos para la Tarjeta Alimentar y según la última resolución del Ministerio de Desarrollo Social hubo un incremento del 50% en los montos establecidos para cada categoría del Plan Nacional Argentina contra el Hambre.
De todas maneras, la ayuda del Gobierno con incrementos incluidos no alcanza. Desde los movimientos sociales críticos al Gobierno alertan que la inseguridad alimentaria ha crecido en los últimos meses y que la ayuda estatal a los comedores cada vez es más "ineficiente".

En este sentido, Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, reveló a El Cronista que en los 1500 comedores escolares que tienen las agrupaciones relacionadas con el Bloque Piquetero Nacional hay una repetición de alimentos que entrega el Estado concentrados en yerba, polenta, fideos, arvejas, sémola y harina. Destacó en este sentido que hay "graves problemas de mala alimentación".
Silvia Saravia, de la agrupación Libres del Sur, también alertó sobre graves problemas de hambre en grandes centros urbanos del país. "La situación es c´ritica y muy diversa. Pero es generalizada las dificultades para acceder a los alimentos y en muchos casos depende de la buena voluntad de los municipios", dijo en referencia a los problemas de alimentación de los hogares vulnerables.
El informe de la UCA destacó a su vez que en el actual escenario hacia la pospandemia, se redujo de manera relevante el efecto "inmediato" de las ayudas sociales en la tasa de indigencia, aunque el mismo sería en 2021 más elevado que el registrado en los años prepandemia.
Ese relevamiento sostiene que la cobertura de programas sociales cayó abruptamente del 64,2% en 2020 al 51,7% en el conurbano bonaerense. En otras áreas metropolitanas se redujo la ayuda del 56% al 44% y en el resto del interior urbano del del 56% al 43%.
En lo que refiere a la evolución en el tiempo, se evidencia una tendencia similar a la ya mencionada: menores efectos "inmediatos" de los programas sobre la pobreza durante los años prepandemia, un incremento significativo de dicho impacto en el contexto del aislamiento social obligatorio dictado en 2020, y una posterior reducción en el actual escenario, aunque con niveles de impacto más elevados que los de la prepandemia.













