La provincia encara este domingo su elección para cargos legislativos y volverá a estar en el centro de los reflectores por los probables inconvenientes que puedan surgir de la votación de millones de bonaerenses, que van desde los cambios de los lugares de votación y la competencia entre exsocios políticos, hasta el siempre mentado robo de boletas.

Al momento de decidir el desdoblamiento electoral, Axel Kicillof argumentó diciendo que la provincia no iba a adherir a la Boleta Única Papel, por lo que habría dos mecanismos de votación, dos cuartos oscuros, dos urnas y todo ello conspiraría contra los tiempos de votación de los electores. El efecto no deseado, que reconocen en el propio oficialismo provincial, es que muchas personas no conocen qué es lo que se elige.

A ello se suma que la Justicia Electoral decidió cambiar los lugares de votación de millones de personas. Se calcula que el 85 por ciento de los votantes lo deberán hacer en mesas o escuelas distintas a las anteriores. Desde la oposición, que inculpa del manejo al oficialismo provincial, afirman que han detectado casos de cambios de municipios.

A ese panorama se pueden llegar a sumar las históricas denuncias sobre robo de boletas. Esa fue una de las principales motivaciones para que el Congreso vote a comienzos de este año el cambio a la Boleta Única para los comicios nacionales.

Si bien históricamente se ha señalado a La Matanza y a otros distritos del conurbano históricamente peronistas, según pudo confirmar El Cronista, tanto el oficialismo de Fuerza Patria como la principal fuerza opositora, LLA, afirman tener fiscales para todas las mesas del domingo.

Los fiscales, además, debieron ser reentrenados para el domingo ya que, si bien no cambia nada respecto de la boleta partidaria usada durante años, sí será distinta la forma de contabilizar los votos. Según fuentes de LLA, "la ley electoral provincial es de 1940 y sólo tiene en cuenta votos positivos y blancos".

Desde la oposición entienden que podría haber maniobras para poner presidentes de mesa "simpatizantes" que de por inválidos los votos de la oposición y se cuenten como blanco: "La batalla va a ser en las mesas", arriesgan.

Además, habrá que prestar atención a boletas falsas, con números distorsionados o rotas, que pueden ser impugnadas y rotuladas bajo la condición de voto en blanco, con la imposibilidad que conllevaría revisarlas en el escrutinio definitivo.

Desde la oposición se habla de una votación que debería ser sencilla por los dos cuerpos que tienen las boletas: no se esperan grandes cortes de boleta.

En cuanto a la organización, se señala que la provincia estará estrenándose en la materia, ya que lleva años de elecciones conjuntas con Nación. Desde el espacio libertario sostienen que podría acarrear problemas la custodia en manos de la Policía bonaerense.

"No es un señalamiento a la Policía pensando en que van a recibir una orden para hacer algo malo, sino que nunca hicieron el trabajo que siempre estuvo en manos de fuerzas federales", aclaran.

Por otro lado, aunque todo el territorio será espacio para la disputa entre el peronismo y los libertarios, hay algunos casos en los que habrá que poner atención a las internas y a lo que pueda suceder entre exsocios.

En ese sentido se podrían dar disputas, por ejemplo, en Mar del Plata, ciudad en la que Fernanda Raverta encabezará la lista a la Legislatura y además de competir contra el LLA-PRO Guillermo Montenegro, deberá hacer fuerza contra la lista local de Gustavo Pulti, que no acordó su incorporación a Fuerza Patria.

En el mismo camino se puede señalar a los distritos en el que la alianza del entre libertarios y macristas no pudo concretarse.

Por ejemplo, en San Nicolás, los hermanos Passaglia fueron los primeros en enfrentarse al acuerdo PRO-LLA. Ese municipio está en la mira de tal forma que el jueves a la noche Diego Santilli, Cristian Ritondo y Alejandro Finochiaro estaban allí para hacer un cierre de campaña.