Las necesidades de financiamiento de la Argentina son elevadas y es poco probable que disminuyan rápidamente en los próximos años. La definición surge de un análisis del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que si bien reconoce que el nivel de la Argentina no es el más elevado entre los emergentes (aunque está en sexto lugar de 21 países), resalta que las perspectivas no lucen alentadoras.
En este contexto complicado, el Gobierno de Mauricio Macri lanzó hace un mes el "reperfilamiento" de la deuda, sobre el cual por ahora se envió el proyecto de ley al Congreso para avanzar con los bonos bajo legislación local, en donde entran en juego títulos por unos u$s 20.000 millones.
Para la parte de títulos bajo legislación extranjera, que hay unos u$s 30.000 millones, se recibieron propuestas de 13 bancos, pero hasta ahora quedó ahí. Sobre la parte con el Fondo Monetario Internacional, de reprogramar los pagos de deuda, tampoco hay novedades.
En el Gobierno saben que, tras los resultados de las PASO, los inversores están más atentos a las definiciones del Alberto Fernández y su equipo que a la propuestas que ellos puedan hacer.
En ese sentido, las declaraciones de Fernández del jueves pasado fueron relevantes. "No podemos decirles a los acreedores: ´Esta deuda la tomó la dictadura´. La tomó un Gobierno democrático. Nosotros nunca dijimos que no íbamos a pagar o que iba a haber una quita. Sí les dijimos que para poder pagar, tienen que dejarnos crecer", sostuvo en Twitter.
Sin reperfilamiento, en el corto plazo, la mayor parte del servicio de la deuda se aplica a los instrumentos bajo legislación local, identificaron en el IIF. "Los pagos en moneda extranjera son altos en los próximos años, lo que destaca cuán sensible es la perspectiva de la deuda a las fluctuaciones del tipo de cambio", agregaron.
Describieron que "a pesar del importante ajuste fiscal, el stock de deuda de Argentina continuó creciendo desde el inicio del programa del FMI, en parte debido a la gran depreciación de tipo de cambio".
La deuda argentina está en torno a 100% del PBI y, si bien es un problema en sí mismo, "en el contexto de condiciones de financiación muy ajustadas, el calendario de vencimientos de la deuda se convierte en una variable crucial", advirtieron.
"Incluso bajo el supuesto de que se cumplen los objetivos fiscales en el programa del FMI, las necesidades de financiación seguirán siendo altas durante años", concluyeron.