Para el economista y ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, la ley que dispone el cambio de lugar de pago de los bonos reestructurados, no soluciona el problema de la deuda sino que lo complica aún más. “Lo único que quiere tener el Gobierno es una cuenta donde mandar el pago consolidado. Esto debería ser interpretado como que quiere pagar, pero no le interesa que los bonistas cobren. Para que cobren es necesario poner genuinamente en marcha un mecanismo que posibilite cobrar en Buenos Aires”, señaló.

Nielsen planteó que el fallo Griesa es “la punta del iceberg”, ya que detrás de la sentencia “hay unas 200 causas judiciales mayormente en Estados Unidos, pero también Alemania, Gran Bretaña y Luxemburgo”.

El ex funcionario señaló que la participación de Nación Fideicomisos no es productiva, ya que “no sabe nada, ni tiene el know how complejo de dividir y distribuir entre miles de bonistas -con cuentas comitentes a lo largo y a lo ancho del mundo- el pago mayorista y unificado que hace la Tesorería nacional”.

“Pero hay también otro aspecto a considerar: se depositaba en la cuenta del BoNY porque representaba a los bonistas. Eran ellos, no nosotros, los que manejaban los pagos y por ello era un sistema inembargable. En contraste con esto, Nación Fideicomisos es el Estado Argentino y, por tanto, los movimientos al mundo desde allí pasan a ser embargables”, señaló.