La tensión instalada en el conflicto en la autopartista Gestamp continúa in crescendo mientras profundiza sus efectos en la producción automotriz y repercute en otros sectores industriales cuya actividad depende en mayor o menor medida de las terminales. La conciliación obligatoria dispuesta por el gobierno bonaerense lejos estuvo de aportar un canal de solución para descomprimir el conflicto y, a la vez que multiplicó los cortocircuitos con el Ejecutivo nacional y el sector empresario, puso en evidencia un dura interna entre el gremio de Smata y los delegados de la autopartista, alineados con agrupaciones de izquierda, que amenaza derivar en incidentes y episodios violencia.
Ayer la empresa Gestamp dispuso licenciar a todo su personal e impidió el ingreso de operarios a la planta de Escobar, con el argumento de que debía realizar tareas de limpieza e higiene de la planta antes de normalizar su producción. La decisión fue duramente cuestionada por los trabajadores despedidos en conflicto, enfrentados a la conducción de Smata, que denunciaron el incumplimiento de la conciliación obligatoria y anticiparon que se presentarán hoy al inicio del turno de producción de las 6 de la mañana para exigir ser reincorporados en sus puestos de trabajo.
Pero también desde la cúpula de Smata, que lidera Ricardo Pignanelli, afirmaron que todo el personal afiliado al gremio se presentará en ese mismo turno para retomar sus actividades y confiaron que ayer mantuvieron contactos con el secretario de Seguridad, Sergio Berni, y autoridades del gobierno de Daniel Scioli para que garantice el ingreso de los trabajadores a la planta. Si no nos dejan laburar pararemos todo el gremio, amenazaron en Smata.
Hasta anoche, sin embargo, la decisión de los directivos de la autopartista era la de mantener la prohibición de ingreso de todo el personal a la fábrica, con la intención de prevenir incidentes que pudieran poner en riesgo sus instalaciones.
Esa disposición se extendería por lo menos hasta mañana cuando está prevista una nueva audiencia de conciliación entre las partes con la mediación del Ministerio de Trabajo bonaerense.
Ayer directivos de Gestamp y representantes de los trabajadores despedidos mantuvieron un encuentro en la sede de la cartera laboral provincial, aunque no lograron ningún acercamiento.
Pignanelli, que no participó de la audiencia, denunció públicamente motivaciones políticas del Partido Obrero (PO) detrás de la protesta y advirtió que, de continuar el conflicto, Gestamp va a agarrar las valijas y se va a ir a la mierda. Es como el cuento del pastor y la oveja. Ahí se van a dar cuenta que el derecho es una cosa y el delito es otra. Quieren venir por la torta con la velita. Despidos no teníamos, lo provocaron esos muchachos del PO, subrayó el sindicalista.
En paralelo a la disputa entre Smata y los trabajadores despedidos, alineados con PTS y el Nuevo MAS, también se profundizó el cortocircuito entre el Gobierno nacional y el bonaerense. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, calificó de inadmisible que las acciones políticas en el conflicto impidan la actividad y reclamó a la administración sciolista que asuma su responsabilidad para resolver la situación. Desde la provincia, el ministro de Producción, Ciencia y Tecnología, Cristian Breitenstein, rechazó que el gobernador haya adoptado una actitud facilista como denunciaron desde el Gobierno y aseguró: Se evaluaron todos los caminos y se tomó el del diálogo. Lo más difícil es el diálogo y el camino de la negociación.
En tanto, desde las terminales que permanecen paralizadas desde la semana pasada debido al conflicto en Gestamp, que impide la entrega de componentes para la producción de autos, señalaron que esperan poder retomar hoy su actividad luego de que la autopartista les prometiera aprovisionarlas nuevamente. Entre las compañías que retornarán al trabajo están Volkswagen, Fiat y Ford.