Empresas que dicen no tener precio para vender; proveedores que actualizan los insumos en dólares; pedidos frenados; firmas que venden a precio abierto hasta no tener claridad de cuál será el valor de equilibrio del tipo de cambio; otras que ajustan algo sus listas, pero no tanto para no perder mercado; ventas realizadas a precio viejo sin cobrar y pedidos por entregar también con valores desactualizados; problemas en la cadena de pagos. Todas estas situaciones están pasando en el sector privado, donde reina cada vez mayor incertidumbre por el rumbo económico y político del país. "Hay que esperar 15 días hasta que aclare, pero no echar más leña al fuego", dicen a coro los hombres de negocios.

Consultados por El Cronista sobre cómo están manejando las empresas en la actual coyuntura, las respuestas de los hombres de negocios fueron diversas. "No tengo precio. Todos los insumos me aumentaron al nivel del dólar pero yo no puedo hacer lo mismo porque no vendo. Tengo tres meses de facturación en la calle y pedidos que tengo que entregar también a precios fijados cuando el dólar estaba a $ 18", graficó un empresario santafesino que elabora productos químicos, al remarcar que cuando cobre ese dinero no podrá reponer su mercadería y habrá incurrido en importantes pérdidas. Sobre los pedidos nuevos, resolvió establecer un precio de acuerdo a un tipo de cambio de $ 22,50, pero con gran incertidumbre sobre cómo sigue el escenario.

Este contexto repercutirá mañana en la junta directiva de la UIA, que se reunirá el día D, el mismo en que vencen casi $ 700.000 millones de Lebac, que pueden renovarse o irse al dólar para generar nuevamente una fuerte presión cambiaria. Esta preocupación estará sobre la mesa y cada sector reflejará su realidad y cuáles son sus pronósticos, pero la opinión generalizada del establishment es que hoy deben callar y apoyar las decisiones del Gobierno para no fomentar una crisis mayor.

Desde la industria textil, el presidente de la Fundación Pro Tejer y directivo de TN&Platex, Jorge Sorabilla, aseguró que, si bien el precio del algodón (la principal materia prima) no se movió demasiado por falta de demanda, la empresa modificó la lista de precios la semana pasada por incremento del resto de los costos. "Aumentamos entre 3% y 5% la mercadería cuando el dólar subió mucho más. Algunos artículos muy poco demandados no se tocaron. Esa lista se modificó el lunes pasado y no se volvió a ajustar", aclaró. En el medio, la divisa siguió en alza.

El empresario también contó que "hay empresas que están vendiendo a precio abierto para definir el valor en el momento de la entrega, cuando sepa cuanto serán sus costos de reposición".

Por su parte, el metalúrgico Carlos Garrera dueño de Agro Industrial, destacó que "hay que esperar 10 o 15 días", ya que "en un momento como el actual nadie sabe cómo manejarse porque no se sabe cuál es el precio real de las cosas". "Lo que entregamos a un valor y tenemos que reponerlo ya lo perdimos, pero ahora hay un freno de las operaciones", precisó el santafesino, cuya empresa también exporta cerca del 15% de las máquinas que produce.

Garrera manifestó que se frenaron los pedidos porque el que quiere comprar busca hacerlo a un dólar a $ 19. "Todos buscan el mejor negocio en estos momentos. Con un valor de dólar a $ 24 tampoco se vende. Y si no vendo, tengo que ir a descontar cheques a una tasa altísima para pagar los sueldos", graficó el metalúrgico, al agregar que cierra el negocio que le conviene y para el resto, espera.

El sector autopartismo afronta un escenario complicado con la actual volatilidad. Como firman contratos extensos en el tiempo para luego ir entregando a la terminal a medida que avanza la producción de un vehículo, las empresas acuerdan un precio determinado para luego ir ajustándolo, si se modifica la estructura de costos. Pero no siempre las automotrices se hacen cargo de todos los aumentos. Así lo dejaron en claro el autopartista y vicepresidente de la Asociación de Fabricantes de Autocomponentes (AFAC), Fabián Rozenblum, y el director ejecutivo de la entidad, Juan Cantarella. "Hay una dinámica que no en todos los casos se respeta. Estos momentos son los que requieren de mayor responsabilidad de toda la cadena, porque si la terminal exporta el 60% de su producción, se beneficia con la devaluación", señaló Rozenblum, dueño de Mirgor.

A la vez, Cantarella destacó que "hay algunos casos de terminales que cuando sube el dólar no lo reconocen en tiempo y forma". "Ello impacta en los insumos importados y en la mayoría de los nacionales que también están dolarizados. Los proveedores están obligados contractualmente a seguir con las entregas a pesar de esta situación, lo que los perjudica financieramente", se quejó Cantarella, al agregar que "el escenario se agrava cuando, como ahora, la tasa de interés está muy alta".

Lo mismo pasa en la industria de la construcción, que factura en pesos y tienen fórmulas de adecuación de los costos que no son inmediatas. Fuentes del sector aseguraron que hay problemas con abastecedores de insumos, muchos de los cuales no les están cotizando porque no saben a qué precio hacerlo, mientras que otros ya empezaron a reducir períodos de pago.

A la vez, fuentes de una importante firma alimenticia aseguraron que aún no modificaron los precios y que se sigue entregando para no perder mercado. Pero remarcó que el 53% de los insumos en la industria son en dólares.