Alberto Fernández consiguió este miércoles reasegurar el apoyo de la canciller alemana Ángela Merkel al pedido que la Argentina sostiene ante el Club de París para lograr un "puente de tiempo" que le permita postergar el pago de unos u$s 2400 millones por vencer el próximo 31 de mayo, y un reclamo apuntado a modificar la arquitectura financiera internacional y particularmente las reglas que aplica el Fondo Monetario Internacional (FMI), a quien se intenta persuadir de un programa de facilidades extendidas para devolver u$s 44.500 millones tomados en la anterior gestión.
El Presidente y la canciller teutona, sin embargo, también discutieron un asunto pendiente de la agenda económica entre ambos países, como lo es el acuerdo de asociación estratégica entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), anunciado a mediados de 2018 por el expresidente Mauricio Macri, pero trabado por la resistencia que halla en el viejo continente.
Tal como contó El Cronista, el Gobierno decidió incorporar modificaciones al tratado comercial negociado en la gestión anterior para rescatar el mercado común que se intenta construir del naufragio al que corre por oposición a su puesta en marcha en Francia, Irlanda, Polonia y Holanda, donde el sector agropecuario y los ambientalistas ven a la Argentina, Brasil, Paraguay y el Uruguay como productores de alimentos con prácticas desleales y no acordes a sus estándares sanitarios y fitosanitarios.
Fernández, reacio en campaña a este acuerdo, ahora sostiene y sostuvo ante Merkel que "el acuerdo no debe frenarse" y que, de ser necesario, "avance al ritmo que fuera en los temas que están para avanzar". Esta posición también choca dentro del mismo gobierno, entre quienes pulsan por una aprobación "por partes", mientras otros insisten en poner a andar el acuerdo -con su componente económico-comercial, político y de cooperación- a libro cerrado.
A la resistencia europea por la cuestión ambiental, la Argentina y Brasil -el principal objetado, a raíz del negacionismo del cambio climático de Jaír Bolsonaro- pusieron sobre la mesa la elaboración de una adenda ambiental que tranquilice los ánimos en Europa.
En su reciente gira por el viejo continente, Fernández incluso evaluó seriamente incorporar una escala en su viaje para acudir a Bruselas, la capital política de la unión, junto al primer ministro portugués, Antonio Costa, actual presidente temporario del Consejo de la UE, para manifestar voluntad política de destrabar el acuerdo.
El tratado económico, político y de cooperación en cuestión apuesta por consolidar un mercado de 800 millones de consumidores con un comercio preferencial gracias a tasas reducidas o directamente eliminadas. De acuerdo a estudios económicos, en la Argentina el acuerdo impactaría negativamente en la industria y favorecería al campo.