El acuerdo anunciado entre Argentina y Estados Unidos no sólo se enfoca en cuestiones técnicas arancelaria es, además, una señal política y económica que marca el futuro del comercio local y cómo se relacionarán ambos países en el nuevo escenario global altamente competitivo.
La reciente “declaración conjunta” que comunicó la Casa Blanca ha puesto en marcha un marco para negociar un Acuerdo Bilateral sobre Comercio e Inversión Recíprocos que, según coinciden los analistas, puede ser un giro estratégico para la Argentina por su “privilegio” regional.
Si bien sienta las bases para una relación económica más profunda, el vínculo no está exento de controversia por el aparente desbalance en los compromisos inmediatos.
“Mientras economías de gran tamaño, como Brasil, enfrentan hoy barreras más altas para ingresar productos al mercado estadounidense, Argentina accede a un tratamiento diferencial que mejora nuestra competitividad”, indicó Delia Flores.

El sector agroexportador, en particular la carne, podría ver una reconfiguración de proveedores y una ampliación de su participación, lo que generaría divisas y multiplicaría el empleo indirecto en la cadena logística, dijo.
Aun así, aclaró que “las ventajas existen, pero serán estériles si no trabajamos en competitividad, infraestructura, profesionalización logística y estabilidad normativa”.
Un antes y un después
Hasta octubre, la estrategia comercial de Donald Trump se puede describir como un “proteccionismo transaccional”, señaló un informe de BiGlobal y apuntó a niveles arancelarios más altos que los vigentes antes del 2 de abril, pero con negociaciones, en paralelo, de excepciones puntuales con distintos socios.
“La bilateralización se afianza como un rasgo central en la forma en que Estados Unidos gestiona sus relaciones económicas con el mundo”, agregó.
En el caso de la Argentina, el antecedente del Trade and Investment Framework Agreement (TIFA) -firmado en 2016-, “constituye un instrumento relevante para la relación económica bilateral” ya que “funciona como espacio institucional" para discutir “temas de interés común, mejorando la cooperación y ampliando las oportunidades de comercio e inversión”, analizó la consultora que dirige Marisa Bircher, ex Secretaria de Comercio Exterior.
En materia comercial, el marco anunciado mantiene el arancel del 10%, aunque anticipa excepciones para determinados productos; la Argentina se compromete a simplificar trámites y, a diferencia de los otros acuerdos anunciados por EE.UU., el comunicado de la Casa Blanca no incluye compromisos de inversión ni obligaciones de compras por parte de Argentina.
Las claves
En ese sentido, aunque los detalles del acuerdo aún no fueron difundidos, desde Biglobal distinguieron las siguientes claves:
-Normas y evaluación de conformidad: Argentina aceptaría bienes estadounidenses que cumplan con estándares internacionales o estadounidenses sin requerir procedimientos adicionales.
- Propiedad intelectual y patentes: el anuncio vuelve sobre un tema que Estados Unidos considera prioritario y que fue destacado en el 2025 Special 301 Report del USTR, donde la Argentina fue incluida en la lista de vigilancia por debilidades en la protección de la propiedad intelectual. En este apartado, Argentina se compromete a alinear su régimen de propiedad intelectual con los estándares internacionales.
-Seguridad Económica: Se trata de un eje recurrente en los acuerdos promovidos por Estados Unidos y responde a su estrategia de alinear las políticas comerciales bajo su propio interés geopolítico. Si bien el texto evita referencias explícitas a China, el lenguaje utilizado (en particular la cláusula que establece que “Argentina mejorará la cooperación con Estados Unidos para combatir las políticas y prácticas no comerciales de otros países”) deja entrever el trasfondo político del compromiso.

-Consideraciones comerciales: se anunció la intención de cooperar para facilitar las inversiones y comercio de minerales críticos. Además, los dos países también acordaron trabajar para estabilizar el comercio mundial de soja.
-Comercio digital: Argentina reconocería a EE.UU. como jurisdicción adecuada para transferencia de datos y aceptará firmas electrónicas estadounidenses válidas.
-Empresas estatales y subsidios: Argentina se comprometió a abordar acciones distorsionadoras de empresas estatales y a regular los subsidios industriales que puedan afectar la relación comercial bilateral.
Una vez firmado el acuerdo, que se espera el próximo 5 de diciembre, será clave analizar cómo se implementarán los distintos arreglos con Estados Unidos y cuál será su impacto concreto para la Argentina
En 2024, el intercambio bilateral alcanzó los u$s 12.500 millones, con un saldo favorable para Argentina de u$s 250 millones. Los principales bienes exportados son petróleo crudo, metales preciosos, aluminio, vinos y miel natural.
Si bien EE.UU. se mantuvo como el tercer principal origen de los flujos de inversión (IED) hacia Argentina en 2025, el nuevo marco busca consolidar y ampliar esa presencia, sobre todo en sectores estratégicos como los minerales.
Resta saber, sin embargo, si Washington realmente busca que su socio se desarrolle y si la implementación de este marco, que aún presenta ambigüedades en temas como los aranceles y la Sección 232, se concretará con la velocidad y la profundidad necesarias para sacar a Argentina de sus ciclos “sisifianos”, indicaron desde LCG.
“Sin exportaciones en un nivel más alto que el actual, no podremos crecer de manera sostenida, por efecto de nuestra estructural restricción externa: crecer implica más importaciones, desequilibrios externos y crisis”, agregó el último informe semanal.
El beneficio, según argumentan los distintos analistas, está en la facilidad para la entrada de empresas del exterior que establezcan parte de su cadena productiva para la venta al exterior, las llamadas “exportaciones llave en mano”.
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